El conflicto en su momento de inflexión, se mantiene con presencia en la calle

El largo conflicto de Salud está en su momento de inflexión, y se acerca al desenlace. Urge recomponer la normalidad en los hospitales, ante la segunda ola de Coronavirus; y también, liberar las rutas de acceso a los yacimientos de Vaca Muerta. Una es una cuestión estrictamente sanitaria, la otra, económica, pero ambas confluyen en una realidad en la que no es posible una sin la otra.

Las negociaciones siguen en marcha, ya no de la manera explícita y poco efectiva que tuvo la mediación judicial, sino de manera reservada, con operadores de un lado y del otro que buscan acercar, ya con poco tiempo, posiciones. La presión petrolera es mucha, se ejerce abiertamente; y el gobierno de Omar Gutiérrez no ceja de intentar una doble jugada sobre los autoconvocados, la de los políticos y sindicatos y la del gobierno nacional, cada vez más interesada -la gestión de Alberto Fernández- en que se liberen las rutas hacia Vaca Muerta.

Mientras tanto, los autoconvocados, ese aglomerado de trabajadores hospitalarios, militantes de izquierda, gremialistas excluidos, simpatizantes "independientes" y una masa variopinta de referentes políticos interesados en el eventual rédito de una pelea con sabor épico, ocuparon una vez más las calles capitalinas con gente, consignas, pancartas y -sobre todo- presencia de ánimo combativo.