Trotta se fue, y aquí quedan Guagliardo y Gutiérrez, para resolver el entuerto educativo

30 enero, 2021
Trotta se fue, y aquí quedan Guagliardo y Gutiérrez, para resolver el entuerto educativo
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El ministro de Educación, Nicolás Trotta, se reunió, como se había anunciado, con Marcelo Guagliardo, el secretario general de ATEN, el gremio docente neuquino. Recibió un documento tan extenso como detallado sobre la situación neuquina, que excede lo estrictamente educativo. Se lleva a Buenos Aires un dato que no debe desentonar con lo que pasa en todo el país: el 60 por ciento de los maestros está por debajo de la línea de pobreza.

Guagliardo y el gremio han sido claros: la vuelta a clases queda supeditada a que se cumplan las condiciones. Las generales y las particulares. Era una catarsis con marcada de cancha necesaria de hacer: en los próximos días empieza la negociación salarial con el gobierno de Omar Gutiérrez. Trotta, por su parte, dejó en claro algo importante: para el gobierno kirchnerista la vuelta a clases y las escuelas abiertas son tan importantes y de prioridad como para el MPN en Neuquén.

Guagliardo desplegó todo lo que pudo el arsenal de argumentos. El año pasado se hizo lo que se pudo desde el gremio, dijo, pero el Estado (el gobierno, porque ellos también son el Estado) no cumplió. Cargó la responsabilidad de lo poco que se hizo en la abnegada tarea de los maestros, y de todo lo que no se hizo, en la pesada espalda de los funcionarios del gobierno. Todo para concluir con algo muy simple y un poco contradictorio: que las clases vuelvan, efectivamente, con la alternancia presencial y la mar en coche, es un problema que debe resolver el gobernador, fundamentalmente.

Nada nuevo en el singular universo de la relación gobierno-gremios.

Así, el funcionario nacional se llevó un panorama que no difiere mucho de lo que se le ha expresado en otras provincias; el gremio, recibió la señal de que habrá comprensión pero también exigencia; y el gobierno de Gutiérrez, la corroboración que más allá de gestos, amabilidades y demás sutilezas de la política, quedará, como decía Bonavena, sin el banquito y solo en el cuadrilátero, con la pelea comenzada.

Rubén Boggi

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