Impacta ahora el caso del policía que mató al ladrón
Marcos Merino es policía. Vino de Andacollo a trabajar en Neuquén. El lunes, dos personas pretendieron ingresar a su casa, presuntamente para robar. El baleó a uno de ellos. El hombre murió con un balazo letal en el cuerpo. Merino fue detenido por sus colegas. Un enorme, lapidario silencio, rodeó el caso, las circunstancias del mismo, y las definiciones institucionales sobre lo sucedido.
En Andacollo, la ciudad de origen del joven uniformado, hubo una movilización en su respaldo. La comunidad se ha conmovido. El mensaje fue claro, acerca de la vereda que se pretende elegir entre la calle de la delincuencia y la de la seguridad. Esto ocurre en una provincia atravesada, como todas, por la pandemia y la larga cuarentena, las restricciones y las incertidumbres; pero, fundamentalmente, por un aumento tremendo de la inseguridad ciudadana.
El caso de Marcos Merino se une, sin tener nada que ver, con el del taxista Miguel Sisterna, quien recibió un balazo en la cabeza y sigue internado en terapia intensiva del hospital Castro Rendón. El caso del taxista impactó el viernes pasado, revelando una medida de la inseguridad con fuerza tremenda, en la capital neuquina. El caso de Merino sucedió el lunes, y ofrece el otro lado del espejo: ¿Qué sucede cuando hay un policía en una de esas situaciones que se padecen todos los días?
El contexto, desde el gobierno provincial, es de extrema cautela, y silencio de radio. Este martes habló la ministra de Seguridad, Vanina Merlo. Anunció la creación de un nuevo consejo para el rubro. Repitió un discurso que no ofrece matices, pase lo que pase, suceda lo que suceda. No parece haber plena conciencia de la profundidad de la crisis por la que atraviesa una sociedad castigada por la peste, la recesión, la caída económica, la incertidumbre generalizada, y, además, una inseguridad muy vinculada al narcotráfico y otros negocios que florecen en medio del agobio de trabajadores, empresarios y los distintos sectores que hacen a una economía legal y laboriosa.
Se viven horas difíciles. Se necesita claridad y contundencia.
Rubén Boggi
