El MPN se reafirma para gestionar la crisis

14 junio, 2020
El MPN se reafirma para gestionar la crisis
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Tiempos difíciles se viven. Hay que decirlo, haciendo la salvedad de que los tiempos fáciles son oasis ocasionales y efímeros en Argentina. En Neuquén, el rápido agotamiento del Tesoro que todo lo mueve, el estatal, obliga a reacomodamientos. Al mismo tiempo, la crisis de la economía privada es mayúscula; y la reactivación de Vaca Muerta, lenta. El contexto, pues, es el de un año que solo servirá como experiencia, y el MPN, dueño de todas las experiencias de gobierno desde hace 59 años, hace sus maniobras. Se reafirma, se concentra, busca evitar las filtraciones, y tomar envión en un mar de dificultades en donde falta ese dinero que antes sobraba.

No es casual que haya hecho escuchar su voz plañidera y firme el ex gobernador Jorge Sapag. El viernes, dio algunas señales de esas que en el MPN solo se escuchan cuando quien las emite tiene lustradas las charreteras y lucientes y brillosas las condecoraciones de los combates ganados. Habló, por ejemplo, de las expropiaciones, y, en concreto, de la anunciada (no se sabe aún si se hará) en Vicentín, la poderosa cerealera que ya está intervenida por el gobierno de Alberto Fernández, sospechada desde el peronismo más militante como amiga y aportante de las campañas de Mauricio Macri.

Sapag dejó bien en claro que expropiar nunca es negocio para el Estado. Es, tal vez, la explicación más simple y a la vez más aguda que se haya hecho sobre el tema en todo el país. Usó esa explicación para tirarles mandobles de su afilada espada libanesa al mismo kirchnerismo que impulsa ese modelo a nivel local, para aplicar a la mina de oro de Andacollo. Muy hábilmente, el MPN deja sentado que no habrá estatización minera, todo lo contrario. Que el modelo que el MPN impulsa no tiene nada que ver con sus ocasionales socios del peronismo camporista, y, por el contrario, lo que pretende es mucha inversión privada, con el Estado oficiando como regulador social, y alentando el desarrollo con apuesta singulares a tal o cual rubro que se necesita empujar.

Esta reafirmación doctrinaria, en esta época complicada por la pandemia, no es ociosa. Tiene que ver con la ansiedad y el entusiasmo que algunos reductos dentro del MPN traducen en acciones cuestionadoras del propio gobierno del MPN. Se ve allí la advertencia a algún que otro intendente/a. Sapag les recordó que en el partido los problemas o diferencias se discuten primero “puertas adentro”. No en los medios, o en las redes sociales. Solo la existencia de hechos concretos y verificados anteriormente, puede haber provocado tales palabras. Eso, y la coincidencia de una situación en la que se necesita disciplina, porque hay una virtual economía de guerra que, parece, no es entendida como tal. Es dentro del MPN donde más gente hay que cree que el dinero del Estado es inacabable, que fluye desde algún tipo de manantial, y que sólo se trata de llenar botellas y comercializar a gusto.

Esto ocurre en medio del peor momento de la pandemia en el país, y en Neuquén también. Los casos se multiplicaron a partir de dos o tres hechos de imprudencia sanitaria. No tienen que ver con el virtual levantamiento del aislamiento de la cuarentena, para pasar a la fase del distanciamiento, sino, fundamentalmente, con esa idea corporativa, esa cultura del grupo, de la facción, que existe en la sociedad neuquina. Por eso, la disciplina se agrietó vinculada a celebraciones (asados, cumpleaños) y en ámbitos también vinculados al Estado. Omar Gutiérrez se vio obligado a reclamar fuertemente más responsabilidad ciudadana. Fue, también, un tiro hacia la propia tropa: más responsabilidad, más control, más rigor en los protocolos. No ayudó, en la semana, tanta foto distendida y sin barbijo con el Presidente. Es más: muchos las habrán interpretado como una muestra de cómo se vive camuflado desde el poder esta circunstancia dolorosa. Y no ayudó, ni gustó.

Como sea, el MPN, es notorio, se reafirma en su costumbre de gobernar, pues el tiempo es difícil. Necesita, fundamentalmente, alinear a los desalineados, y plantar diferencias con socios circunstanciales, pues no puede quedar atrapado en la trampa de una eventual implosión que afecte a Olivos, o directamente, a la Casa Rosada, ante tanta incertidumbre, tanta deuda incierta, tanta pandemia incontrolada, tanta pasión por agarrar la sartén por el mango, y el mango también.

Rubén Boggi

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