Recuperar a Neuquén demandará no menos de un año

16 mayo, 2020
Recuperar a Neuquén demandará no menos de un año
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Cuando Gabriel García Márquez escribió Crónica de una Muerte Anunciada, provocó una repercusión notable, cuyas expresiones elogiosas podían circunscribirse a este concepto: ha logrado contar una historia empezando por el final, sin resentir el interés del lector en la trama. García Márquez ya había saltado a la fama con su Cien Años de Soledad, y desde entonces ha pasado medio siglo, y la realidad se ha empecinado en replicar la literatura. Así, la pandemia de coronavirus y sus efectos en Neuquén no hace más que emular la técnica del gran escritor colombiano, y, con habilidad de narrativa multimedia del siglo XXI, la historia se está contando, pero no para sorprender con un final, porque el final ya se conoce.

Lo repetiremos, una vez más, mientras se cuentan algunos ingredientes del gran argumento: a la crisis sanitaria, le seguirá una gran crisis económica, que a su vez incidirá en la ruptura de la siempre relativa tranquilidad social; y, por ende, determinará la necesidad de una nueva política, otra renovación, acorde a las circunstancias. A ese mundo intranquilo e incierto, que ya sabemos existirá porque ha existido antes, se encamina lentamente la realidad neuquina, con el tobogán de recursos que no toca todavía el piso, y la pila de gastos que, si no se concretan en su totalidad, es porque se difieren, no porque no haya que pagarlos en algún momento.

Este mes, mayo, el gobierno de Omar Gutiérrez recibió 48 por ciento menos de regalías que en abril. Las regalías correspondientes a la producción de abril de petróleo se liquidaron a un precio de 22 dólares el barril, cuando en marzo se habían pagado 42 dólares. Hubo caída en la liquidación, también, de regalías por el gas. En concreto, el Estado provincial constata ese 48 por ciento menos. Esto, por el precio. Al mismo tiempo, la producción en sí misma ha caído también. Vaca Muerta batía récords productivos. Hasta marzo. Ahora, rápidamente, se derrumbó aproximadamente 25 por ciento esa actividad productiva.

Hay que entender que esto repercute fuertemente en la recaudación de impuestos. Por ejemplo, el 80 por ciento de la recaudación del Impuesto a los Ingresos Brutos, proviene de la producción de energía. Así que, en mayo, la recaudación propia, que venía bajando por el tobogán de recursos, seguirá cayendo; en un contexto de fuerte caída de consumo, y caída de empleos. Además, en un escenario en donde el dólar blue saltó a los 138 pesos, con una brecha de 100 por ciento respecto de la cotización oficial, lo que promete una nueva devaluación del peso fuerte y prácticamente inevitable. En concreto, el gobierno de Gutiérrez sabe que la bomba está armada y la mecha, encendida, y solo resta precisar en qué momento exacto, estallará.

Neuquén tiene un componente social singular en esta crónica de una muerte anunciada argentina. Tiene, por ejemplo, miles de familias que llegaron hace solo uno, dos, tres años, traídas por el boom de Vaca Muerta. ¿Qué va a pasar con esas familias? La pregunta se la hace el gobierno, porque cada uno de esos dramas familiares lo involucrará directamente. Y, en el gobierno, saben que, sin exagerar, recuperarse después del estallido de la bomba demandará tiempo. Habrá, sí, una recuperación, que también es inexorable, como nos cuenta la historia. Pero llevará no menos de un año, según se estima y se proyecta.

“El turismo y la energía son las dos turbinas de Neuquén. Y ahora están apagadas”, se masculla en las oficinas gubernamentales, ahora tapizadas de grandes pantallas, que reparten sus contenidos en decenas, centenares de videoconferencias afiebradas. Y, mientras se participa a distancia, se trabaja en la preparación de ese futuro ominoso, para que no todo sea derrumbe y frustración. Esto, en medio de una gran tensión y urgencia por la resolución de los problemas inmediatos. Por ejemplo, ¿qué se hará con la temporada de invierno, motor imprescindible para las ciudades y centros turísticos del sur de la provincia? No hay muchas opciones en el actual contexto de una cuarentena indefinida, aplicada por Decreto de Necesidad y Urgencia que un Congreso pintado, maquillado hasta el grotesco, no cuestionará. Se aplicará un “plan de cercanía”. Es decir, turismo local, de Neuquén para neuquinos. Cuanto mucho, se extenderá a rionegrinos. Sin extranjeros. Sin incursión de gente de otras provincias. Será una temporada acotada, que se buscará potenciar al máximo, usando el circulante del dinero del empleo público y de las empresas que quedan en pie, tratando de facilitar esa movilidad controlada. El Estado buscará así reciclar los recursos menguantes, que peguen toda la vuelta, y vuelvan a la faltriquera de donde salieron.

¿Y el petróleo? Básicamente, está a la espera del decreto que fije el precio sostén en los 45 dólares. Claro que esto está cruzado por el tema de la “negociación” de la deuda, que debe escribirse así, entre comillas, porque esa es otra historia a lo Gabriel García Márquez; y, al mismo tiempo, por la presión de la cotización del dólar. “Nos va a llevar al menos un año la recuperación”, dicen, y repiten. En ese escenario probable, hasta una mega devaluación es considerada como una oportunidad para Neuquén, teniendo en cuenta los recursos dolarizados de un tercio de sus potenciales recursos, que podría licuar la deuda de una masa salarial agobiante. Ya pasó antes, en la hiperinflación de Alfonsín-Menem. García Márquez debería escribir la historia de esta provincia, desde el más allá, para estar a tono, para dar la nota, para acertar en el gran descalabro argentino.

Rubén Boggi

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