Quieren el fin del aislamiento, y no se andan con remilgos

1 mayo, 2020
Quieren el fin del aislamiento, y no se andan con remilgos
Michigan
Michigan

En Lansing, Michigan, Estados Unidos, hubo una protesta para que se termine el aislamiento y se vuelva a las actividades económicas más o menos normales. Fue una protesta bien estadounidense: con hombres armados, que entraron al capitolio (Legislatura) haciendo ostentación de un armamento digno de una invasión a un país tercermundista.

En el Estado de Michigan, la gente puede andar armada por la calle, siempre que lleve el o las armas a la vista. Lo que a nosotros nos sorprende y nos causa pavor, allá es normal.

La gobernadora de Michigan, que se llama Gretchen Whitmer, había pedido a la cámara legislativa que apruebe la extensión de la cuarentena por otros 28 días. Los que irrumpieron al recinto, armados hasta los dientes, eran republicanos. La protesta estaba organizada, y esto quedó en evidencia porque algunos de los legisladores republicanos llevaban chalecos antibalas.

La cámara, en ese ambiente bélico, decidió rechazar el pedido de la gobernadora. La demócrata Whitmer no cedió un ápice. Decidió instrumentarla por decreto, basada en las declaraciones de emergencia y desastre. Estas, en Michigan, se basan a su vez en “fuentes independientes de autoridad legal”, en alusión a la ley de poderes de emergencia del gobernador, que fue establecida en 1945.

En Michigan hay más de 43 mil infectados por el coronavirus. Hubo ya 3.789 muertes. Estados Unidos superó el millón de contagiados, y las 63 mil muertes. Sin embargo, ya se ve, el impulso para dejar el aislamiento es fuerte, incluso prepotente, incluso armado.

Rubén Boggi

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