Neuquén en el país del brutal atraso

4 abril, 2020
Neuquén en el país del brutal atraso
Gutiérrez
Gutiérrez

El viernes fue un
desastre. Este sábado, se redujo la magnitud. Las colas que habían desbordado
la cuarentena, se organizaron mejor. En muchos casos, con sillas de plástico. Pero el impacto de la certeza del atraso
del país, del brutal atraso, golpea la confianza de cada argentino,

mientras la pandemia del coronavirus sigue, y el presidente Alberto Fernández
despotrica contra los bancos y los
opositores.

Es atraso. Se ha
constatado que el Estado da lo que da, pero
se sienta a esperar que lo vayan a buscar.
Hay desarrollo tecnológico
suficientemente probado para hacer posible que jubilados, pensionados,
discapacitados, y otros sectores de la población que ameritan la asistencia
estatal –por haber aportado 30 años o más, o por cuestiones de salud- reciban el dinero sin moverse de sus casas.
Pero aquí no es así.

Esta sociedad
prefiere debatir sobre otro asunto. Prefiere
debatir sobre la presunta imposibilidad cultural de los mayores de 60 años de
acceder a la tecnología
. Es muy duro constatar que creemos que la
tecnología solo es una cuestión de acceso, cuando
la realidad de la Argentina es que hay muchas cosas, que ya tiene el mundo, a
las que aquí no se puede acceder porque no están disponibles.

El atraso también es ideológico. Se sigue
satanizando al sistema bancario, sin la capacidad de separar el servicio,
muchas veces imprescindible para la población, de las aviesas intenciones de acumulación capitalista. Se sigue
relativizando la educación: el Presidente ha reiterado, este sábado, que los
chicos seguirán sin ir a la escuela, sin
que exista un plan serio de asistencia escolar a distancia, con monitoreo,
control de cumplimiento de objetivos, y otras cuestiones que deberían ser
imprescindibles.

La pandemia, el
aislamiento, la fractura del sistema de trabajo, obligará a cambiar, pues no
hay dudas ya que el impacto económico y
social será tremendo
. Lo primero que habrá que cambiar es el atraso estructural. Acelerar un proceso de educación que
revolucione estructuras burocráticas
onanistas, que gastan 100 para producir 10;
atacar con fuerza el desarrollo
de infraestructura, desde las temibles rutas precarizadas, pasando por el
ferrocarril y llegando a Internet, que
tiene en Argentina uno de los servicios más atrasados del mundo
.

En Neuquén, está el ejemplo de Vaca Muerta. En cinco años, se pudo hacer lo que
parecía imposible. No vaya a ser que se
derrumbe lo que se construyó en un lustro, en apenas unos meses.
Vaca
Muerta mostró cómo se puede construir economía gracias, en buena medida, a una curva positiva de adquisición y
desarrollo de conocimiento
. Esta experiencia, concreta, se hizo en Neuquén.
Frente a la pandemia, frente a la crisis global que significa, es posible que pueda aprovecharse la
metodología utilizada en Vaca Muerta, asentada fuertemente en la interacción
multidisciplinaria, en la articulación de acciones, en la unificación de
objetivos, y organización cronológica de esos objetivos.

El gobernador
Omar Gutiérrez está en eso. Piensa que, frente a una situación tan singular y
novedosa para la humanidad, hay que
innovar, crear
. No tirar recetas por la ventana, pero sí inventar recetas nuevas. Se tiene plena conciencia en el
gobierno neuquino de la magnitud que
tendrá el impacto económico y social de la pandemia
. Por eso que el
trabajo, puertas adentro y afuera, comenzará a ser cada vez más intenso. Porque se sabe que Neuquén está en
Argentina, y Argentina entró en la crisis de la pandemia con una debilidad
económica manifiesta, explícita, por lo que el impacto será mayor que en otros
países.

En términos
políticos, posiblemente todo se reduzca a
la construcción de una nueva esperanza.
Mientras se atiende la
contingencia, esa construcción es lo que puede generar confianza y participación de la ciudadanía. Ningún gobierno podrá
hacer lo que haya que hacer en el replanteo global al que obliga el
coronavirus, sin lograr antes imponer,
convencer, de una nueva esperanza.

Volviendo a lo
primero: estamos en un país brutalmente
atrasado
. El impacto del virus, pase lo que pase con el aislamiento y los
avances científicos que consiga la medicina para su control, lo dañará hasta los cimientos. Ante
este panorama, la magnitud de la oportunidad es igualmente muy grande, muy
profunda. Neuquén, golpeada en su
recurso hidrocarburífero, averiada en lo turístico, afectada en lo comercial,
impactada en los recursos estatales
, ya trabaja en eso: busca calibrar el
método para emerger, para volver a ponerse de pie, aunque todavía no haya terminado de caer.

Rubén Boggi

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