Mientras atiende la incertidumbre, el MPN busca cambiar lo estructural

7 marzo, 2020
Mientras atiende la incertidumbre, el MPN busca cambiar lo estructural
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En una coyuntura económica y política muy complicada,
todavía más por la irrupción creciente del coronavirus, el gobierno neuquino
está relativamente tranquilo
. Es una tranquilidad que tal vez obtenga de
calcular que, precisamente, lo que sucede es coyuntural, y que pasará. El MPN,
concentrado en la gestión, saca recursos desde el futuro, a falta de un
presente satisfactorio.
Omar Gutiérrez sabe muy bien que el principal
problema es la incertidumbre. Y todos sus movimientos apuntan a que se termine
lo antes posible. En concreto, que haya precio en boca de pozo de gas y
petróleo.
Una primera seguridad necesaria. El segundo punto, es que haya
libre disponibilidad sobre las divisas que se producen, es decir, que las
empresas no tengan problemas para traer y llevar sus dólares.
Esto no solo
barrería con la mala coyuntura en Vaca Muerta. También devolvería al MPN la
tranquilidad de gobernar sobre la base de la construcción y la planificación,
algo que se ralentiza y dificulta en escenarios inciertos.

Es difícil la coyuntura, porque está lo global y lo nacional
con una incidencia directa en lo local. La negociación de la deuda que lleva
adelante el gobierno de Alberto Fernández es clave para despejar u oscurecer
aún más el panorama
. El principal recurso de Neuquén juega sus partidos en
una cancha global. ¿Qué ha hecho Gutiérrez entonces en este primer tramo del
año? Tratar de sostener, sobre todo, la imagen de confiabilidad que la
provincia necesita dar
. Por eso, el enojo con el gremio docente, con el
que, no obstante, se seguirá negociando. Porque se le achaca a Marcelo
Guagliardo
un virtual “incumplimiento de contrato”, habida cuenta de que el
compromiso de hacer llegar hasta marzo el acuerdo de actualización trimestral
de los salarios se mantuvo, y se había armado así precisamente para comenzar
las clases sin conflicto
. Que esto no haya sucedido, es para el gobierno
del MPN una ruptura unilateral del pacto establecido y firmado. “Hay
unos 11 mil empleados del Estado (maestros) que hacen paro contra el acuerdo
que el resto, unos 60 mil empleados, acordaron mantener”, refunfuña el
mandatario.

La imagen de escuelas sin clases no contribuye al escenario
de normalidad y certezas que el gobierno de Gutiérrez quiere plantar y sostener
en el contexto de incertidumbre general. La única manera que tiene para combatir
este factor en contra, es redoblar el mecanismo de diálogo y, sobre todo,
hacerlo a “puertas abiertas”, es decir, mostrando la negociación, buscando no
arreglar nada entre bambalinas
. Por eso en la semana se volvió a difundir
ese diálogo, pese a que se sabía que el conflicto continuaría. ¿Hasta cuándo?
No parece que haya posibilidades de un conflicto largo, porque el tembleque del
contexto general oficia como contrapeso: despreciar un acuerdo de actualización
trimestral para los próximos meses, es, en realidad, casi suicida, cuando la
inflación mete manos con uñas cada vez más largas en los bolsillos de los
asalariados.

En la semana que comienza, Gutiérrez volverá a viajar a
Buenos Aires, a buscar financiamiento nacional para obras públicas, y para transportes
(el tren se considera un gran paso que hay que dar). Irá acompañado por el intendente
capitalino, Mariano Gaido, y otros jefes comunales, con proyectos concretos
para cada una de sus comunas. Y presentará, el miércoles, el programa de la
tarjeta Alimentar, la nacional, que repartirá entre unos 16 mil ciudadanos en
situación de pobreza en Neuquén, el equivalente a entre 4 y 6 mil pesos por
familia, para comprar en comercios, exclusivamente, alimentos. Estas
acciones públicas e institucionales se cumplirán mientras se sigue atentamente
la evolución de la cuestión más delicada, la de la política energética del
gobierno de Fernández.

Es delicada la cuestión porque se mantiene una incertidumbre
derivada de dos factores principales: por un lado, la negociación de la deuda,
no terminada y todavía en veremos, con el riesgo país allá por los 2.500 puntos;
por el otro, la interna del gobierno nacional, entre los “moderados” albertistas
y los “duros” cristinistas.
Se sabe ya, por ejemplo, que no solo hay
discrepancias con varios puntos del proyecto de Ley de Hidrocarburos y Minería,
sino que también hay quienes quieren una ley, y quienes no la quieren, que
preferirían seguir gobernando, en el rubro petrolero, por decreto.

Estas últimas cuestiones políticas son las que hacen que el
gobierno de Omar Gutiérrez prefiera ser muy cauto sobre la materia que más le
interesa. No se sabe qué ala del peronismo impondrá el criterio, en esta
primera etapa del gobierno que tanto ambicionó recuperar, después de los cuatro
años de vigencia del precario modelo contrario que intentó plantar la gestión
de Mauricio Macri.

Mientras, el gobernador neuquino se alimenta del futuro. Es decir, de la esperanza por lo que vendrá, que es la razón de toda política. Por un lado, atender la coyuntura. Por el otro, hacer política hacia adelante, porque de allí viene el alimento, la fuerza, la energía. “Estoy dispuesto a pagar, si es necesario, el costo político que sea”, ha dicho Gutiérrez en referencia a sus iniciativas recientes: la nueva coparticipación provincial (el 17 se empieza a trabajar), el fondo fiduciario anticíclico, la reforma de la justicia civil (hay optimismo y avales anticipados), la reforma de las jubilaciones. Esos, y otros puntos esencialmente políticos, son la materia que proyecta, la que ilumina. Aquí es donde se percibe claramente cuál es el mecanismo que el MPN utilizará para seguir reciclando su poder. En el partido provincial gustan hablar de “revolución”. Es una palabra de los siglos 19 y 20…pero tal vez encuentre en la experiencia neuquina, en la recreación de una singular épica, una nueva concepción para la Argentina, una modernidad distinta.

Rubén Boggi

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