Ramiro, en el país de la violencia y la ignorancia

Ramiro Farías, 22 años, estudiante de Economía, se
despidió este miércoles de Pasapalabra, el exitoso programa de TV. Fue
vencido por un contrincante nuevo, y por un cambio de la modalidad de
competencia del show, conducido por Iván de Pineda, no volverá a
competir, al menos en lo inmediato.

El hecho repercutió más allá de la TV. Tanto el nombre
del programa como el de Ramiro fueron tendencia en Twitter. Y es
paradójico, tratándose de Ramiro Farías, pues él había decidido cerrar su
cuenta en la red social, después que sus familiares comenzaran a recibir
mensajes inconvenientes, provocados por la creciente fama del joven, quien
batió récords de permanencia como campeón de Pasapalabra, un show que realiza
juegos basados, esencialmente, en el conocimiento de la lengua española.

Ramiro había debutado en el programa de canal 13 el 4 de
noviembre del año pasado, y compitió todos los días, de lunes a viernes, hasta
este miércoles. Su imagen comenzó a cosechar seguidores y admiradores. Hizo
empatía con el público. La gente lo saludaba por la calle, le daba ánimo. “Son
buena onda”, definió alguna vez en el mismo show.

La admiración hacia Ramiro es comprensible más allá del
mayor o menor histrionismo que él pueda mostrar en cámara: se afirma,
fundamentalmente, en la demostración de rapidez mental, de conocimiento del
lenguaje, de información general, que supo evidenciar en el ciclo que protagonizó.
De alguna manera, Ramiro se convirtió para muchos en una especie de esperanza,
en un “quién dijo que todo está perdido”, un hálito fresco en el mismo país
en donde millones de niños y jóvenes tienen problemas para entender textos y
desentrañar misterios de las matemáticas.

Ramiro no solo ganó 5 mil pesos por cada uno de los días que
estuvo en Pasapalabra: ganó también una popularidad positiva en un país
volcado a lo negativo. Apenas terminado el programa de este miércoles, su
tendencia en Twitter era al mismo tiempo una especie de clamor en las redes
sociales para que vuelva a competir más allá de la derrota circunstancial.
El noticiero del 13, en una muestra de oportunidad marketinera, le hizo una
nota a pocos minutos de emitirse el programa que marcó su salida.

No está mal. Tal vez necesitemos una referencia joven de
ese segmento tan poco explorado, el del conocimiento. Tal vez es lo que
hace falta, no un Ramiro, sino muchos (que seguramente habrá) para que
comiencen a ser ejemplo, en una sociedad aturdida por la ignorancia, la
violencia, el desamparo.

Rubén Boggi