Mansilla, o la dialéctica posible entre el MPN y el peronismo

14 diciembre, 2019
Mansilla, o la dialéctica posible entre el MPN y el peronismo
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Mariano Mansilla es, desde hace años, uno de los
principales armadores de la estrategia del poder en Neuquén
: un poder que
tiene que ver con el MPN, y que, desde afuera de ese partido, se maneja
tanto en oposición como en concubinato
con ese aglomerado provincial
indestructible, y las variadas gamas que combina sus presentes coyunturales.

Mansilla fue quien tejió aquel frente amplio con el que
amenazó al MPN desde la confluencia de peronistas y radicales, con Martín Farizano,
entre 2007 y 2011
; el que infatigablemente asoció a Ramón Rioseco con
Oscar Parrilli
para sustentar las opciones kirchneristas después; y el que ahora
manejó los hilos para coparticipar del gobierno emepenista en la capital,
con Mariano Gaido, y al mismo tiempo, ubicarse desde el Frente de Todos como el
tercero en la línea sucesoria del gobernador Omar Gutiérrez
, como
vicepresidente segundo de la Cámara de Diputados, a partir del martes 10.

Este sábado, durante una entrevista realizada por Alejandro López
en el programa Neuquén País (AM 550), Mansilla publicó en sus redes un concepto
que explica desde lo teórico su fundamento: “El #UNE supo construirse y
deconstruirse, para seguir creciendo, aprendiendo de los errores y siempre
mejorando las propuestas; por eso hoy transitamos uno de los momentos más
importantes”, escribió o hizo escribir el dirigente.

En la coyuntura política neuquina, es muy esclarecedora
esta dialéctica entre construcción y deconstrucción aplicada al pragmatismo
político
. Es cierto que UNE, esa herramienta variable, se mantiene en pie
articulando con cierta maestría las tensiones entre los factores de poder
reales en la provincia;
y es interesante señalar cómo refleja al mismo
tiempo algo que está ocurriendo en el MPN, entre la variable-constante que
lidera Jorge Sapag, y la nueva y creciente que lideran los hermanos Gutiérrez
,
es decir, el gobernar, Omar, y el secretario del COPADE, Pablo.

Esa tensión entre construcción-deconstrucción se pone a
prueba en el partido provincial a partir del cambio de gestión del martes, con
una experiencia de profundización del liderazgo de los Gutiérrez, lo que provocará
inevitablemente una reacción y su efecto en la interna
. No solamente con la
obvia participación explícita como opositor desde el llano de Rolando Figueroa,
sino -se diría que fundamentalmente- a partir del propio gobierno bicéfalo
que implicará el juego entre la provincia y la capital.

Mansilla será, en este juego que mezcla la tradición
occidental del ajedrez con la oriental del Go, una pieza importante, un
puente entre el MPN más peronista y precozmente opositor interno, y el peronismo
de la nueva era K,
al que habrá que esperar ver cómo camina desde la
impronta de Alberto Fernández y su gabinete de 21 ministros.

Ese espejo, devolverá la imagen distorsionada, y, por lo
tanto, potencialmente engañadora y peligrosa, de lo que el MPN jugará en
impiadosa puja permanente de un poder que ejecutará sus tensiones
tratando,
al mismo tiempo, de conservar el eje unánime en el tremendo desarrollo
económico que promete Vaca Muerta a partir del 2020.

Rubén Boggi

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