Tiempos de aumento de estructuras políticas estatales

Dentro de las
características cíclicas de la política argentina, está sin duda el tamaño de las estructuras del Estado, que se
achica o se agranda en fatal paralelo con las épocas de ajuste o de
distribución de los dineros públicos: tal parece, según lo que se ha anunciado,
que empieza una época de énfasis
distributivo, pues habrá estructuras más grandes, con proliferación de
funcionarios y áreas, en todos los niveles.

Desde la
Presidencia del país, Alberto Fernández anticipa una estructura con una
veintena de ministerios. A nivel provincial, Omar Gutiérrez agrega también. Y
Mariano Gaido, el intendente capitalino que reestrena al MPN en el distrito más
importante de la Provincia, ya confirmó
un súper organigrama, con más secretarías, aunque aclaró que no aumentará el
gasto burocrático pues habrá menos subordinados en cada una de las carteras.

Forma parte de
las características de esta época la aplicación desde el Estado de largos
nombres con acento en las cuestiones sociales, denotando que la intención o el objetivo político es modernizar conceptos.
No es muy feliz el tema, se puede anticipar: todo lo que no puede resumirse en
pocas palabras parece más bien una
artimaña burocrática antes que una promesa de eficacia.

Muchos
ministerios, pocos ministerios, muchas secretarías, pocas… ¿define algo de
fondo en la política? La verdad que no. Ha habido grandes gobiernos (Felipe
Sapag, sin ir más lejos) con pocos ministros; y también excelentes con muchos. De lo único que hay que tener cuidado, es
con la burocracia y su gasto inevitable. No sea cosa que aumente el gasto
público en una proporción mayor al incremento de la eficiencia del servicio.

Rubén Boggi