Gaido prepara sus primeros pasos para una gestión clave

Guillermo Monzani y Mariano Gaido pusieron un límite
claro a las previsibles disputas, picardías y jugadas subalternas. Hicieron,
al reunirse, mostrarse juntos y coincidir en la paz del proceso de transición
entre un gobierno y otro en la capital neuquina, un acto de política
institucional importante; y, al mismo tiempo, inteligente para los sectores que
ambos representan, pues ni al quiroguismo residual, ni al MPN triunfante,
les conviene generar ruidos y confrontación en este proceso, decisivo para las
construcciones políticas que potencialmente se avizoran para el futuro.

Los dos intendentes seguirán juntos apareciendo
ocasionalmente. Por ejemplo, en recorridas de obras en marcha. Lo harán
mientras negocian aspectos cruciales. Por ejemplo, el pase a planta permanente
de contratados. Hay medio millar de contratados que esperan pasar al
sacrosanto puesto asegurado del empleo público municipal. No todos pasarán:
se verá cuál es la medida de la prudencia en este sentido, teniendo en cuenta
el cuidado de la sanidad de las cuentas municipales, uno de los rasgos
salientes del largo período, dos décadas, de vigencia del quiroguismo.

También se charla la continuidad consensuada de ese
quiroguismo -que lógicamente mutará según la conveniencia- en la gestión que
comenzará Gaido el 10 de diciembre. Al MPN no le da para armar un equipo
totalmente distinto al que está ahora en la Municipalidad más importante de la
Patagonia. Tiene que conjugar salarios, pues hay bastante diferencia en los
sueldos políticos del Estado provincial con el municipal. Nadie quiere pasar de
un salario a otro menor en el estatus privilegiado de las plantas políticas, un
lugar en el que se trabaja poco, se gana decorosamente, y se puede acceder,
al menos potencialmente, a un sinnúmero de ventajas coyunturales.

Como se había anticipado, hay funcionarios que seguirán en
el plantel más allá de los cambios políticos. Mauro Espinoza, Cristian
Haspert, son dos de los anotados. El núcleo duro de Gaido se construirá
alrededor de Alejandro Nicola. El sector del UNE será incluido estelarmente
con Francisco Baggio y Fernando Schpoliansky. La obsesión del nuevo
Intendente será rápidamente poner en orden las concesiones públicas -servicio
eléctrico, de transporte, agua y saneamiento, residuos- y presentar un plan de
obras públicas con ideología emepenista que diferencie, pero equiparando en
cantidad y calidad a ese ritmo febril que supo imprimirle Quiroga. La base
de todo será el presupuesto, que obviamente será modificado del original
presentado por la gestión saliente, aunque procurando conservar el porcentaje
dedicado, precisamente, a la obra pública.

En este contexto, los ajustes de tarifas avanzarán sin
mayores objeciones. Si el MPN se mantuvo implacablemente en contra en muchas
ocasiones, ahora, que está a punto de pasar de oposición a oficialismo, se
manejará pensando en esa situación, que lo tiene como protagonista de ambos
lados del mostrador, en este mes que falta para asumir. No habrá, pues,
locuras ni dilaciones culposas. El precio de los taxis, remises y colectivos se
ajustará de manera inexorable, pues la inflación en el país también lo es. Así
como es muy fácil hablar de aumentar aportes del Estado cuando se es oposición,
igualmente fácil es negarlos cuando se es oficialismo.

Gaido, ya es evidente, buscará posicionarse como un
moderado abierto al diálogo, lejos de cualquier aventura riesgosa, sobre
todo en el comienzo de la gestión. Habrá que ver cómo resuelve todos los
compromisos de campaña: los que se tomaron desde el discurso, y los que se
asumieron tras bambalinas, para formar el entramado de colectoras que le
permitió ganar las elecciones.

En el contexto, hay que entender que la experiencia capitalina
que se apresta a emprender el MPN no es solamente sumar una gestión de gobierno
más a las muchas que tiene el partido provincial. Es, fundamentalmente,
recrear en este ámbito una mística de continuidad permanente en la provincia, en
un escenario con oposición fragmentada y reducida. Se pondrá en marcha,
pues, un piloto al estilo Vaca Muerta. La inversión ya se hizo, la concesión
del área ya se consiguió: hay que perforar los primeros pozos, y comenzar a
demostrar, con producción, que se estaba por el buen camino.

Rubén Boggi