Algunos de los problemas que enfrentará quien gane este domingo

¿Qué puede pasar en el municipio más de importante de la provincia (y de la Patagonia) después de este domingo de elecciones? Hay que considerar diversos enfoques, para entender la magnitud de lo que está por pasar a partir de diciembre, cualquiera sea el ganador de esta competencia. Veamos:

• La capital neuquina es el centro de referencia principal del desarrollo económico Vaca Muerta. La logística, los servicios, la decisión política, se concentran en este distrito. A la vez, es el epicentro de un crecimiento poblacional imparable: recibe una migración muy agresiva. Gente que viene a buscar trabajo o un futuro con más posibilidades. Ningún intendente podrá desconocer esto, y se sabe con absoluta certeza que hay que solucionar –o seguir resolviendo- los problemas de saneamiento, de oferta de viviendas, de suministro eléctrico, de transporte, y de tránsito.


• La ciudad concentra la mayor pobreza y marginalidad de la provincia. Es el espejo de su propio desarrollo. Las respuestas que se han dado a este problema social han sido, todas, insuficientes. Neuquén bordea el límite de una política asistencialista, que depende de cuántos recursos puede poner el Estado. Las mediciones de desempleo son muy engañosas: hay baja desocupación porque no se contabilizan los miles de asistidos, subsidiados o precarizados.


• El problema del narcotráfico es mayúsculo, y va de la mano de un intenso consumo, que en algunos casos es desenfrenado. El narco menudeo coquetea todo el tiempo con la permisividad política que emana naturalmente de una política acostumbrada a necesitar mano de obra barata y cooptada para hacer trabajos sucios o sostener artificialmente una paz social engañosa. Hay un intenso tráfico ilegal que se recuesta en los márgenes, tanto hacia Plottier como hacia Cipolletti y Centenario. Ha crecido el consumo de alcohol entre los jóvenes, con un nivel realmente preocupante.


• El divorcio existente, por razones políticas, entre el gobierno municipal y el provincial, solo ha provocado, hasta aquí, una grave morosidad en la ejecución de políticas públicas. Esto es notorio en los rubros viviendas, agua y saneamiento, electricidad, seguridad, y transporte público. Cualquiera sea el Intendente que asuma en diciembre, deberá plantearse nuevas líneas de acción resolutivas respecto de estos problemas que se arrastran.


• Todos los días, la ciudad colapsa en sus accesos. Las demoras impresionantes en la obra pública deberán considerarse un cargo para el futuro intendente. Nadie puede gobernar si tiene rutas metidas en el medio que dependen de Vialidad Nacional o Provincial, sin jurisdicción municipal. El atraso en los rulos del tercer puente, en el pase de la ruta 22 para habilitar una avenida urbana, la no ejecución de una playa de transferencia de cargas en el acceso norte, la no terminación de la multitrocha entre Neuquén y Arroyito, son todos problemas que le explotan al Municipio y se traducen en caos, muchas veces acrecentado por la incomprensión de las tareas de seguridad que son verificables en los increíbles controles en la zona de puentes que hacen la policía provincial o Gendarmería Nacional, trabando el acceso a la ciudad de miles de personas.


• El perfil resolutivo y solucionador de problemas del Concejo Deliberante podría ser difícil de establecer y dominar para el próximo intendente. Las mañas de la política, con la utilización de una cantidad inusual de listas colectoras, pueden llegar a traducirse en un cuerpo ingobernable, o propicio a la negociación de la politiquería. Es otro punto que cualquiera sea el que gane, tendrá que contemplar.

Son solo algunos apuntes de otros muchos, de un escenario que no cambiará sea que gane Mariano Gaido o Marcelo Bermúdez. Los dos deberán saber que gobernar será muy difícil, y ser eficaz en el gobierno, mucho más aún. Ojalá se entienda que la ocasión amerita una mirada muy abierta, que deje atrás las miserias de la confrontación permanente.

Rubén Boggi