El básquetbol ¿un espejo en donde mirar ejemplos para la política?

13 septiembre, 2019
El básquetbol ¿un espejo en donde mirar ejemplos para la política?
BASKET-WC-2019-ARG-FRA
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En un especial momento de consternación social, con la confrontación electoral a flor de piel, y la desesperanza golpeando la puerta de cada hogar argentino, lo logrado por la selección argentina de básquetbol –triunfo sobre Francia, acceso a la final con España- en el mundial jugado en China, ha conseguido motivar a los argentinos, una vez más, desde el deporte.

Particularmente, la imagen de Luis Scola se ha consolidado como un emblema. No ya un ídolo a la medida de lo que los argentinos estamos acostumbrados (marginalidad, ascenso, caída, tragedia), sino más simbólico y representativo de otros valores, que no siempre acompañan a las grandes figuras: la inteligencia, la disciplina, la perseverancia, la moderación.

Lo hecho por Scola es histórico. Con 17 años de diferencia entre su primer mundial y este, la versión basquetbolística y estrictamente humana no ha hecho otra cosa más que mejorar continuamente. Los argentinos terminamos todos (o casi todos) por amar a este gigantón de 39 años, la gran figura de un equipo serio, consolidado, inteligente, aplicado.

El básquetbol, este equipo, es un ejemplo de política sustentable. Desde el nacimiento de aquella generación dorada –Estadio Ruca Che, Neuquén, 2001- hasta ahora, la selección tuvo solo tres entrenadores. Siempre, el proyecto, fue prácticamente el mismo. El contraste entre un equipo deportivo y el país, con sus avatares socioeconómicos cambiantes y contradictorios, es impresionante.

Argentina necesita un poco de ese trabajo deportivo plasmado en el básquetbol, en su política de desarrollo. Más planificación y menos improvisación. Más continuidad y menos quiebres. Y, tal vez, un Scola. Alguien que sea ejemplo de sacrificio y perseverancia, antes que tanto desfile pomposo de salvadores de la Patria.

 

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