Lo emocional y lo intelectual, entre Gaido y Bermúdez

7 septiembre, 2019
Lo emocional y lo intelectual, entre Gaido y Bermúdez
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Dos semanas pueden cambiar el mundo, y ciertamente, puede suceder –y es muy probable- que este concepto se pueda aplicar al municipio capitalino. Mariano Gaido y Marcelo Bermúdez se han recortado de los terceros en disputa en la campaña electoral. No obstante, no alcanza esa polarización para atenuar el impacto que tendrán sobre uno u otro los votos que se llevarán entre Marcelo Zúñiga y Jorge Sobisch. La elección capitalina está revestida de una tensión poca veces vista, pero lo que sobresale es la magnitud de la apuesta del MPN, que no deja de mover cielo y tierra en procura de adueñarse de un gobierno que le ha sido esquivo durante 20 años.

La certeza de que la cosa está brava para el oficialismo municipal la dan las encuestas. El MPN tiene no una, sino al menos tres, que le dan ganador por unos puntos. La coalición que responde a Bermúdez tiene números que le dan arriba también, pero espera una muestra que tendrá el martes, a más tardar. Es una encuesta de Isonomía que se está haciendo “persona a persona”, sin el auxilio de los robots ni los algoritmos. Más allá de los números, es muy concreto que el peso de la campaña descansa fundamentalmente en la espalda del propio Bermúdez, y la estrategia mediática ha elegido resaltar más la continuidad que el cambio. Todas las encuestas lo ubican a Jorge Sobisch en tercer lugar, y a Zúñiga en el cuarto.

Se percibe claramente que el fuerte opositor que ha sido el municipio –esa calidad explica, dicen, el nivel de realizaciones y el progreso capitalino- será mejor defendido en tanto y cuanto se pueda comunicar que Bermúdez es la garantía de seguir en el mismo camino. Esta opción de eje de campaña debilita un tanto algo que se había esbozado al principio, que era la innovación sobre lo bueno. Avanzar desde lo social. El costado que había fundamentado la incorporación del Libres del Sur de Mercedes Lamarca. Eso se mantiene, claro, pero es probable que en estas últimas dos semanas se asista a un fortalecimiento de la simbiosis casi física entre Bermúdez y Quiroga, para enfatizar con la mayor potencia posible la imagen de una continuidad puesta en riesgo por la avanzada de quienes podrían retardarla.

“La ciudad votará como lo ha venido haciendo en los últimos años” repiten desde el atrincherado gobierno municipal, que pretende mostrar otra oleada de realizaciones antes de que termine la gestión de Horacio Quiroga. Pero ese concepto se relativiza cuando se observa la magnitud tremenda de la movilización del MPN. El partido provincial cubre todos los frentes, moviliza miles por cualquier circunstancia, como este sábado, cuando llenó el Ruca Che de mujeres, luciendo una gala femenina impactante para que la simbiótica “G-G” del candidato y el mandatario,  se trepara al proscenio a disertar el tradicional elogio femenino que ha mostrado históricamente el MPN, dueño, sin duda, de un patriarcado suave, siempre al borde de la igualdad de género. El MPN no hace solamente eso, sino que ha liberado todo, hasta su costado más oscuro, con el argumento de que se libra una batalla decisiva.

Hay una circunstancia que explica el afán emepenista, más allá del obvio de querer ganar allí donde se le ha negado. La circunstancia, también aquí, es Vaca Muerta. Para entender esto hay que mirar al MPN como un reproductor de poder asociado a la producción de gas y petróleo, es decir, un partido que genera divisas, las acumula en su interior convulsionado, y las reparte según su criterio, procurando clonar indefinidamente un modelo de sí mismo levemente distinto al anterior. El MPN necesita el municipio capitalino para cumplir ese incesante ciclo, y producir ahora una especie de poder bicéfalo, que coordine hacia afuera para vencer obstáculos, y compita hacia adentro para recrear el conflicto necesario para un crecimiento a tono con los millones de dólares que podrían cambiar a Neuquén con una contundencia como nunca se ha visto hasta ahora.

Así las cosas, la tensión en Neuquén se libera en grandes espectáculos públicos. El oficialismo municipal se jugó con una Feria del Libro fuerte, instalada en ese espacio público del que se siente creador, el del Parque Central Este, donde domina la presencia civilizadora del MNBA. El MPN le contestó desde el Espacio DUAM, con esa invención llamada “Neuquén Inspira”, que no escatima en gastos para traer artistas populares y convocar las multitudes. Lo paradojal impresiona: el “liberalismo” municipal cierra la Feria con Rita Segato, la antropóloga tal vez más brillante que tiene el antiliberalismo, una mujer revolucionaria asentada en un americanismo que pervive pese a la colonia; mientras que en el escenario organizado por el MPN se lucía a Mis Bolivia, una figura que exuda feminismo antropológico.

Uno intenta convencer desde el intelecto; el otro, desde la motivación que nace de las tripas más emocionales.

La pelea electoral en Neuquén podrá favorecer a uno u al otro. Lo que sí es seguro es que cambiará el futuro tal como se lo ve ahora, y podrá ser decisivo, este cambio, para perfilar la sociedad que comenzará a aprovechar a pleno el fenómeno productivo Vaca Muerta.

Rubén Boggi

 

 

 

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