El MPN piensa en un frente para ganarle a Bermúdez

11 mayo, 2019
El MPN piensa en un frente para ganarle a Bermúdez
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En Neuquén, la obsesión por Vaca Muerta supera todas las demás motivaciones para hacer política. Este es el rasgo principal, en una sociedad acostumbrada al petróleo como origen de cualquier beneficio, siempre a través del Estado. Controlar el Estado, en las actuales condiciones argentinas, es controlar, en Neuquén, Vaca Muerta. De allí se desprenderán después las mieses, más o menos, según el enfoque. La teoría es primitiva pero tan real que da miedo.

Si queda en claro este punto, se entenderán algunas de las posibles maniobras del establishment político provincial, que pueden concretarse este año. Una de ellas pasa por la posibilidad de que el MPN vaya por la intendencia capitalina, con Mariano Gaido, encabezando un frente integrado con peronistas, y otros sectores “progre” de la fauna vernácula.

Se dice también que los compromisos asumidos antes, pueden derivar, para el partido provincial, en la aceptación de un desempeño discreto en las elecciones nacionales de este año; que el MPN se considera fuerte ahora por su gobierno sobre la formación de shale de nombre chabacano más que por los representantes que pueda instalar en el Congreso nacional; y que si hay que negociar algo en pos de fortalecer la posición localista, esas bancas son en extremo negociables.

De alguna manera intrincada, la posibilidad –dicen que muy concreta- de hacer un frente desde el MPN que incluya al PJ o parte de él en la capital, tiene relación con la banca que quiere sí o sí Oscar Parrilli (por pedido expreso de Cristina Kirchner) en el Senado. Lo que es inocultable es que el MPN pone huevos en la canasta que recolecta el kirchnerismo y su eventual retorno, sin perder al mismo tiempo los huevos que siguen puestos en la canasta que administra Mauricio Macri. A veces se le complica, pero el partido provincial es capaz de dosificar sus lealtades, con un pragmatismo deslumbrante.

También se dice, insistentemente, que el candidato de Cambiemos es Marcelo Bermúdez, o que al menos es el candidato ya bendecido –después de una fuerte pirotecnia bélica superada- por Horacio Quiroga. Hay versiones de que el sector oficialista capitalino prepara un show de listas “espejo” para no llevar el nombre “maldito” en las actuales circunstancias. Sería un festival para los críticos puristas, y otro ejemplo de pragmatismo a ultranza, además de una grosería, llevar cuatro o más listas iguales con distinta denominación ante la Justicia Electoral; pero todo es posible, cuando la ambición de ganar supera cualquier obstáculo.

Si todo esto que se dice, y hasta se asegura, se concreta en la realidad, una vez que se conozca con precisión la fecha de elecciones capitalinas y por ende el cronograma pertinente, se estaría ante un escenario extremadamente armado en sus detalles por el establishment, y se vería, la ciudadanía, condicionada a votar básicamente entre dos opciones para gobernar la ciudad más importante de la Patagonia: la de la continuidad de un gobierno distinto al provincial, dueño de su propio modelo más allá de los partidos políticos que lo lideren, o la del cambio para alinear la administración municipal a la de la Casa de los Torreones, en donde reina, cada vez más seguro de sí, el Gutierrismo.

En todo caso, reflejaría este armado, más allá de los detalles y sus conexiones con el mundo de los negocios que se alimentan de Vaca Muerta, una realidad que las encuestas vienen anticipando, con Gaido y Bermúdez separados del resto de potenciales candidatos, ya recortados como favoritos, aunque en un contexto volátil como el argentino, de humores cambiantes y descreimiento creciente.

Rubén Boggi

 

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