Vigilar y castigar

25 enero, 2019
Vigilar y castigar
vigilar y castigar
vigilar y castigar



La academia de Hollywood acaba de nominar al documental británico Detainment para los premios Oscar 2019. Se trata de un corto de 30 minutos de duración que recrea el asesinato del niño James Bulger, ocurrido en Liverpool en 1993. Los asesinos de James fueron Jon Venables y Robert Thompson, ambos de 10 años. La película, dirigida por el director irlandés Vincent Lambe, compite en la categoría mejor cortometraje de acción.

Detainment, que se sostiene en las entrevistas de la policía británica con los dos niños asesinos, recrea la jornada del homicidio, desde el secuestro del pequeño James en un centro comercial, hasta su tortura y muerte en un descampado, a manos de los dos niños mayores. La madre del asesinado, Denise Fergus, ha solicitado públicamente que el director retire la película de la competencia por el Oscar.

Por su parte, Lambe, el director del documental, asegura que no ha sido su intención ofender a la familia, si bien no pidió su autorización para llevar adelante la producción. La solicitud de la madre del niño asesinado ha sido acompañada por más de cien mil firmantes que exigen que Deteinment sea excluida de la carrera por la preciada estatuilla.

El concepto actual de “víctima” involucra también a familiares y afectos de quien sufre un crimen. En tal sentido, la voluntad del director Vincent Lambe de inscribir su película en la competencia por el Oscar, conlleva una re victimización de la familia Bulger y, también, un doloroso e indeseado recuerdo para la sociedad británica.

La intención manifiesta de Lambe ha sido, justamente, volver a hablar del caso para reflexionar responsablemente no sólo sobre ese hecho en particular sino sobre la compleja relación entre infancia y crimen. Desde esta perspectiva, un hipotético Oscar o el mismo debate actual servirían para, precisamente, instalar un debate con aristas inquietantes, por no decir decididamente perturbadoras.

Cabe también la posibilidad, querida o no por el director, que el filme alimente el morbo o la simple banalización del dolor ajeno. Más aún, y esto seguramente no está en los planes de Lambe ni de la Academia de Hollywood, podría darse el caso de una emulación lisa y llana, o una suerte de competencia. La sociedad global parece ya acostumbrarse a los “desafíos” más insensatos.

El debate por Deteinment empalma perfectamente con la iniciativa del presidente filipino, Rodrigo Duterte, de bajar la punibilidad a 9 años. Su proyecto de Ley ha sido aprobado esta semana por la cámara de diputados de Filipinas y se descuenta su aprobación en el senado. La actual edad de imputabilidad en el país es de 15 años.

La iniciativa de Duterte ha desencadenado una cerrada oposición de organismos de derechos humanos, tanto filipinos como del exterior. ”Esto sin duda empeorará la difícil situación de los niños filipinos atrapados en el sistema de justicia”, afirmó la prestigiosa organización internacional Human Right Watch. Por su parte, el presidente Duterte asegura que el cambio en la legislación resulta “absolutamente imprescindible” para combatir el delito.

Es cuanto menos curioso viniendo de un mandatario que hace apenas unas semanas ha relatado, en primera persona, cómo abusó sexualmente de una empleada familiar cuando él era adolescente. El ataque de Duterte y su posterior autoincriminación no han tenido ninguna consecuencia, hasta el momento, para el presidente de 73 años.

Duterte ha salido también indemne de su llamamiento público a matar obispos católicos. "Maten a sus obispos. Esos bastardos no sirven para nada. Lo único que saben hacer es criticar", pidió el presidente el pasado 5 de diciembre en un discurso realizado en Manila. No se trató de un exabrupto: Las palabras del presidente filipino fueron transcriptas al día siguiente por su oficina de prensa. El 85% de la población  filipina profesa la religión católica.

El asesinato de James Bulger resulta tan perturbador como extraordinario. Sucedió hace más de 25 años y hoy proporciona material para hacer una película por su excepcionalidad. Mucho más habituales son iniciativas para criminalizar a la infancia y la adolescencia cuyo objetivo no parece encaminado a mejorar la sociedad sino a complacer sus peores tendencias castigadoras, ya sea en Filipinas o en Argentina. Como bien dijera Michel Foucault: Es feo ser digno de castigo, pero poco glorioso castigar.

Te puede interesar
Últimas noticias