Elecciones detrás de cámara: el duelo Sapag-Parrilli

Mientras la escena muestra a los actores principales, detrás de las cámaras, bajo la discreta luz y fuera de la atención del público, dos estrategas han competido sordamente desde el MPN y desde Unidad Ciudadana, para posicionar en situación ventajosa a sus respectivos equipos con vistas a las elecciones del 10 de marzo.

Jorge Sapag, el dos veces gobernador, es el estratega principal y consejero sempiterno del candidato Omar Gutiérrez. Su diseño no solo incluye la línea conceptual de la campaña, sino el armado concreto de cada coyuntura. Piloteó con éxito el enfrentamiento con Rolando Figueroa y su posterior desarme; armó con paciencia las colectoras para sumar votos para su partido y quitarle a los demás; y trabajó con esmero en limar la posibilidad de que Ramón Rioseco integrara una fórmula con Darío Martínez.

No consiguió esto último, pero sí obtuvo algo de ese empeño: muchos kirchneristas se abrieron del “acuerdo de cúpulas”, rompieron la obediencia debida, y probablemente no voten a los candidatos propios, sino que se refugien en algún otro campo; incluso, tal vez, en el propio MPN.

Oscar Parrilli, el secretario general de la presidencia de los Kirchner más longevo en esa tarea, el después titular de la flamante, entonces, Agencia Federal de Inteligencia, hoy activo referente del Instituto Patria, e incondicional de Cristina Fernández de Kirchner, enfrentó con denuedo las maniobras de Sapag para impedir la “unidad” del peronista kirchnerista con Rioseco. Tejió, bordó, articuló, acercó, tentó, maniobró, hasta que logró hacer cuajar esa confluencia y concretar la fórmula que hoy se presenta como la gran opción del lado peronista a la continuidad vitalicia del MPN.

Hoy, a 45 días de los comicios, de esa prueba inapelable, Sapag con Gutiérrez y Parrilli con Rioseco pugnan en una contienda con ánimo polarizador. Es una curiosa paradoja de la dinámica política argentina, la que los junta, los separa, y los vuelve a juntar a estos dos armadores de la política neuquina. Durante el gobierno de Cristina, transitaron por la misma vereda. Ahora, sin abandonarla del todo, les toca confrontar desde las sombras.

Rubén Boggi