El peligro que corre Neuquén es agotar (realmente) el modelo

5 enero, 2019
El peligro que corre Neuquén es agotar (realmente) el modelo
casa de gobierno
casa de gobierno

Supongamos que el cuarto oscuro sea un supermercado, una góndola ofrecida para el consumidor. Allí, los electores (consumidores o clientes) tendrán, como oferta, cinco boletas que llevan la fórmula del MPN; dos que llevan la de Cambiemos, y siete más, individuales, de una fórmula cada una. Esto se verá, claro que en una pantalla pues se votará con boleta única electrónica, el 10 de marzo, posibilitado por la alquimia de las colectoras que suman sus aportes a las listas de candidatos partidarios.

La constatación de que la promocionada ley electoral votada durante este gobierno cambió mucho y no cambió nada, es esta concreta, llana, directa, realidad. El sistema posibilita armar jugadas al que más plata, o más financiamiento de campaña, tiene. Las colectoras son instrumentos que, bien afilados, pueden cortar las defensas de los adversarios, meterse con sus propios caudales electorales. El MPN ha presentado cuatro, la mayoría surgida de ese cuartel parasitario en el que se ha convertido el distrito Plottier en la última década. Cambiemos ha presentado una, abrevando de las heridas que dejó la interna emepenista. Las colectoras se arman para dañar al otro más que para recolectar votos propios.

Toda esta legalidad, que hace al armado electoral de laboratorio, abona el análisis de la calidad algorítmica de la actual política, que consiste básicamente en lo siguiente: con encuestas preguntando todo, todo el tiempo, se arman plataformas para seleccionar contenidos y saber hacia dónde apuntar los esfuerzos; en las franquicias políticas disponibles en el mercado, se seleccionan sellos y dirigentes con representación territorial, muchos punteros o directamente funcionarios; se diseñan listas colectoras (llevan la fórmula del partido, con lista de candidatos legislativos propios); y todo esto se hace o se puede hacer, basado en una generosa bolsa de dinero disponible, que allana los escollos y dificultades que pueden ir surgiendo.

Además de las colectoras, los partidos políticos del poder diseñan jugadas con listas “independientes”. Son los partidos o agrupaciones armados para parasitar la política. No tienen financiamiento propio, pero sí muchos cuadros políticos que viven de la política, la mayoría, desde hace décadas, a tal punto que raramente hayan conocido algún otro trabajo que no sea estar de funcionario, u ocupando una banca, sea en un Deliberante, o en la Legislatura; o, en el peor de los casos, subsistiendo en el siempre generoso elenco de asesores. Si eso falla, siempre se puede armar una consultora.

Estas características generales de la política están absolutamente naturalizadas. Nadie las cuestiona. Y son la base de la existencia de un elenco estable, que puede ir cambiando de partido, de camiseta, de sector, pero siempre sin abandonar la original fuente de ingresos, que es el financiamiento de la política, que en Neuquén proviene fundamentalmente del Estado y su generosa renta petrolera.

Por eso, en las elecciones del 10 de marzo, en la góndola virtual de ofertas, el electorado encontrará primeras marcas, confiables y conocidas: Gutiérrez, Quiroga, Rioseco, Sobisch, Lamarca, Godoy, Vidal, Otton, Rodríguez. Todas tienen más de 20 años de trayectoria en el mercado. Todas han sido alimentadas, directa o indirectamente, por la teta del Estado. Todas han superado el primer proceso de lactancia para creer ya tanto en sí mismos que hasta pueden negar ese origen, y fantasear con aventuras privadas, que realmente –en algunos de estos casos mencionados- han existido, claro que inexorablemente vinculadas, en mayor o menor medida, a aquella teta original, fundacional, fundamental, imprescindible.

El Estado, pues, se reproduce incesantemente con una prole propia. Todo queda en familia. El modelo neuquino, que no cambiará el 10 de marzo, gane quien gane, se sustenta en el gran modelo argentino de la política.

¿Y cómo está esa matriz fundacional de la política, que es el Estado?

Como casi siempre, en problemas si lo analizamos desde la perspectiva de la satisfacción general, es decir, esa masa mayoritaria de personas que tienen que yugar, transpirar, alimentarse, enfermarse, curarse, y morirse, por fuera del Estado propiamente dicho. Esa masa tiene razones para esperar una continuidad de la insatisfacción.

Pongamos un solo ejemplo, muy simple, para explicar el porqué de la incertidumbre, con Vaca Muerta incluida: Neuquén cerrará sus cuentas del año más o menos bien, por la recuperación del segundo semestre, pagando los salarios más actualizados del país, pues siguieron la inflación, que en la provincia superará –estos días se tendrán los porcentajes definitivos del año- el 50 por ciento. Pero los ingresos no acompañan este generoso desembolso, fundamentalmente porque la coparticipación federal de impuestos no lo ha hecho en la misma medida que los salarios; ya que el país recaudó unos 10 puntos por debajo de la inflación. Por ende, habrá repartido a las provincias (a Neuquén, en este caso) menos plata que lo que la provincia ha reconocido en salarios a sus trabajadores.

Con un siglo de petróleo ya recorrido, Neuquén sigue alimentando las dos posibilidades para su futuro inexorable: será una bomba de tiempo que finalmente estallará…o recapacitará rápidamente para fundar, de una vez por todas, un desarrollo sustentable.

Rubén Boggi

 

 

Te puede interesar
Últimas noticias