Siete días que pueden cambiar al MPN, y a Neuquén

18 noviembre, 2018
Siete días que pueden cambiar al MPN, y a Neuquén
casa gobierno
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Es la última semana en la interna del MPN, la más soterrada y a la vez intensa de su historia, la que puede determinar una posibilidad de continuidad para un partido provincial que no sabe de otra cosa más que gobernar Neuquén. Estos últimos días de una confrontación casi oculta en los medios, apenas evidente en las redes sociales, y bulliciosa dentro del palacio del poder, estos siete días que dividen todas las posibilidades de una sola posibilidad, necesitan de un historiador propio, alguien que rompa ese cascarón perfecto de misterio que ha construido el MPN.

Tal vez el futuro inmediato lo revele, o tal vez no, pero se está jugando una parte importante del destino de Vaca Muerta, y con él, de una provincia que verá un crecimiento inédito, casi una explosión, sacudida por tensiones sociales tan argentinas que podrán tornarse insoportables.

El oficialismo azul, concentrado alrededor de Omar Gutiérrez, ha hecho la campaña más discreta que se haya visto nunca. Gestos desde el gobierno, moderados, apenas si han hecho olas. Se ha concentrado en mover las fichas desde el poderoso mundo estatal, donde brilla el acero de las obligaciones, la presión, la advertencia. Su estrategia, se dice, es que la interna sea lo menos protagónica posible en la población tras-partidaria. El aparato puede ganar una interna en la medida que no se amplifique demasiado su universo fiel, interesado, dependiente.

La oposición violeta, que tiene como expresión a Rolando Figueroa, buscará en estos días hacer todo el barullo posible en la capital neuquina. Es el distrito que marcará la diferencia, y por eso es clave. Sin la capital, sin equilibrar este distrito supernumerario, la violeta no tendrá chances, más allá de que se afirma con fuerza en algunas localidades de la provincia. Los violetas quieren provocar, porque provocando lo más posible, tal vez muevan hacia las urnas a los codiciados independientes.

Desde lo conceptual, los azules no han dicho casi nada. Se han limitado a acompañar cada acción de gobierno con un discurso intencionado, que resalta cada dos frases las palabras “lealtad” y “nobleza”, como atributos que existen solo en ese color del espectro, atributos que se le niegan al adversario. Los violetas, al revés, no ahorran epítetos, y Figueroa hasta se ha permitido interpretar como algo negativo para la sociedad neuquina que se abriera la válvula exportadora de gas hacia Chile, sin antes satisfacer necesidades de la propia comunidad provincial.

Todo lo que pasa cerca del MPN o de su gobierno es interpretado como actos de la interna en estos días. Si hasta hubo otro pequeño escándalo, que se echó a correr a las redes y repercutió en el palacio, por la goleada en contra (8 a 0) que recibió el representativo de fútbol en los juegos de la Araucanía, a manos de los rionegrinos. Se dijo que el técnico (Diego Landeiro) maltrató a los chicos derrotados, y que se les quitó la indumentaria “solo para que pasaran frío”. La protesta se multiplicó entre los padres, resonó en las redes, atronó por mensajes de audios diseminados por whatsapp, y se consideró el tema en niveles políticos se supone que solo por la circunstancia, la coyuntura, la urgencia, la debilidad que se acrecienta cuando una ficha se sale del tablero y se descontrola la firme disciplina de campaña.

Mientras pasan estos siete días que definirán al MPN, el resto se acerca también a las definiciones. El peronismo mueve todas sus fichas a favor y en contra de Ramón Rioseco-Oscar Parrilli: apenas se sepa el resultado de la interna emepenista, habrá definiciones en ese campo. También Cambiemos se acerca a la campaña más fuerte, con anuncio de candidatos; sucederá en diciembre, tras el fulgor de la luz del fósforo del MPN, con un discurso que comenzó a asomar este fin de semana bajo la consigna del “no le tengas miedo al cambio”.

El próximo será un fin de semana fuerte. Primero, la final entre River y Boca, que definirá la Libertadores; después la interna del MPN; y tras cartón, la cumbre del G-20, de la que por ahora se ha hablado solamente en referencia a la seguridad, sin (curiosamente) ahondar en la oportunidad de negocios que abre a la gestión de Mauricio Macri.

Muchas cosas animan el fin del año 2018, mucha tensión, mucha potencia encerrada. Neuquén tiene una de las llaves para liberar esa energía en este final de noviembre, anticipando lo que sobrevendrá a nivel nacional, inevitable, inexorablemente.

Rubén Boggi

 

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