El MPN avanza, en un contexto de fuerte descreimiento

11 noviembre, 2018
El MPN avanza, en un contexto de fuerte descreimiento
mural felipe
mural felipe

El candidato-gobernador cocina en la fiesta de las colectividades. Su rival, el candidato-vicegobernador, come mote en la fiesta del mismo nombre, en Huinganco. En la capital provincial, medio MPN se enoja porque apareció pintado el mural dedicado al centenario del nacimiento de Felipe Sapag; y el otro medio aclara que ya lo limpiaron y que la R de Rolando no la pintó la lista Violeta, sino infiltrados que siembran cizaña para satanizar adversarios.

La interna del MPN es la disputa política más extraña de la corta pero trascendente historia de poco más de medio siglo del partido provincial. No solo no ha llegado a conmover en casi nada a la sociedad neuquina, sino que parece empeñada en atravesar noviembre con un leve hálito apenas perceptible en las redes sociales.

Los entendidos afirman que esto es así porque la práctica de la política ha cambiado. La política, dicen, es aparecer con un aviso del candidato en un video de youtube, o en el portal de algún diario nacional o internacional por la magia de los robots de Google, y que no sirve de nada una larga exposición de razones y argumentos, sino otra cosa, que no se termina de definir claramente nunca, pero que sospechosamente se parece a un rito mágico, según el cual a la gente le gustará mucho más un candidato cuando menos aparezca en los medios, menos hable, y menos cosas haga.

Es cierto que la mayoría de la sociedad neuquina, que no está dentro del MPN, fatigó su cerebro plural este sábado pensando más en cuándo se jugará el partido entre Boca y River, después del más extraño papelón meteorológico que se recuerde en la historia del deporte, que en sutilezas de la política; pero, no obstante, todos al mismo tiempo parecen saber que la interna del MPN es trascendente, importante, relevante para el futuro inmediato. Simplemente, la convicción creciente es que ya se sabe lo que hay que saber, y cuando llegue el día 25, simplemente, se actuará al respecto, ya sea acudiendo a votar, o no haciéndolo, con la certeza suficiente de haber entendido todo demasiado bien, pues no es tan complicado.

En la base de estas sensaciones hay una alta dosis de descreimiento. La desconfianza en lo que se dice o se publica crece exponencialmente con el tiempo que transcurre, incesante y monótono. Nadie cree en la indignación de los que claman porque se traspasan supuestas rayas de moralidad que no deberían traspasarse. La moral parece cada vez más lejos de la política. Más bien, hay una convicción acerca de la desconfianza, y a la vez, una cuestión de conveniencia. Por ahí pasará la masa de votos que vaya para el gobernador Omar Gutiérrez, o la que irá para el vicegobernador Rolando Figueroa. En el intestino del MPN no queda lugar ya para las grandes creencias ni para los objetivos éticos: la fuerza arrolladora de Vaca Muerta, con o sin derrames culposos, es la gran motivación, la obsesión, el indicador principal y razonable de la coyuntura.

La maquinaria de recolección de votos emepenista está en marcha, con recursos distintos y empeños diferentes. El oficialismo Azul, no se pone nunca colorado en ese sentido, y mueve todos los resortes del poder del Estado, con la técnica del “voto seguro” que (obligatoriamente) aplica la burocracia desde hace muchos años, con –generalmente- un buen rendimiento. Mientras, los desafiantes de la Violeta, han diseñado una serie de trucos con un presupuesto menor aunque no exiguo, con una variedad de increíble creatividad, como la pre-asignación de futuras viviendas.

Todos, arrastran el síndrome Centeno, el de los cuadernos, que es en realidad el motivo de una campaña tan extraña. El dispendio de dinero que solía verse para estas épocas, aportados desenfadadamente por empresas, inversores y demás apostadores a futuro en la política y los negocios, no se ha registrado, más que nada, por temor a esa justicia loca y un poco demagógica que se las ha tomado de lleno con algunas raíces de la corrupción argentina. Nadie quiere un escándalo en Neuquén, un terreno propicio para tales cuestiones, si se toma en cuenta la lluvia de dólares que rodea y abona el bloque geológico encantado; mucho menos, conectado con el partido que tiene, todavía, en su poder, la llave de los pozos.

Solo dos semanas separan el momento en que se escriben estas líneas con la definición política que esperan inversores, desarrolladores, especuladores, y el resto de los políticos neuquinos, para saber cómo ubicarse en la escena. Dos semanas inquietantes que verán crecer la figura mediática de los contendientes. Dos semanas en las que crecerá también el descreimiento, esa ausencia de fe que avanza inexorable, en una sociedad cada vez más agnóstica, cada vez más alejada de quienes dicen representarla.

Rubén Boggi

 

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