Kirchner versus Macri, en medio de la confusión neuquina
Todos los caminos conducen a la confusión, en este particular momento de la política nacional, y, singularmente, de Neuquén. Como ejemplo, daremos solamente dos: el arrebato anti-MPN por un proyecto de declaración en el Deliberante; y la arremetida de Cambiemos contra el PJ por el monumento neuquino a Néstor Kirchner.
El proyecto de Declaración que se votó en el Concejo Deliberante por una cesión de tierras al equivalente local de la Fundación Conin, fue presentado como un ataque a quienes se ocupan de combatir la desnutrición, y de manera focalizada, contra Abel Albino, el fundador de Conin, que fuera evangelizado y satanizado al mismo tiempo después de aquel debate sobre el aborto en el que mencionó que los espermatozoides perforan la cerámica.
La cuestión, en realidad, fue para cuestionar las presuntas arbitrariedades a favor o en contra del intendente Horacio Quiroga, y reafirmar que algunas cosas deben pasar por el Deliberante, sea cual sea el equilibrio de fuerzas políticas que este tenga.
Pero, bueno, la coyuntura política fue más que los reglamentos, y tanto el MPN como Cambiemos aprovecharon: en el primer caso, para satanizar el “autoritarismo” de Quiroga; en el segundo, para señalar la presunta discriminación igualmente autoritaria del MPN en general, y del gobierno de Omar Gutiérrez en particular.
Pero lo mejor vino con el tema del monumento a Néstor Kirchner, que una ordenanza del año 2013 habilitó para ser levantado en la avenida Olascoaga. Las circunstancias políticas fueron cambiando, y ahora, a la luz de monumentos semejantes destronados en otras geografías, Cambiemos puso la voz en alto para condenar el concreto aviso de que este sábado, el peronismo local inauguraría tal homenaje.
Es solo un detalle que no se inaugurará ningún monumento, sino apenas una base, un cubo de material sobre el cual, en algún momento, se pondría la estatua en cuestión. Basta esto, un monumento que todavía no es un monumento, para que recrudezca la confrontación entre quienes esgrimen el pasado como una etapa gloriosa, y los que lo hacen como una fase siniestra de nuestra historia.
Nada nuevo, pero todo muy confuso para nuestros pobres ciudadanos, que están ocupados y preocupados por otros menesteres, más urgentes, y tal vez, más importantes.
Rubén Boggi
