La noche inolvidable del Pipa

La gloria, el sufrimiento, la larga espera, el retorno, la sequía, y la gloria otra vez, más intensa, porque más se goza cuando más se ha sufrido, y esto fue lo que pasó en la noche del miércoles en la Bombonera con Pipa Benedetto, y sus dos goles que serán inolvidables, frente al Palmeiras de Brasil, en las semifinales –primera vuelta- de la Libertadores.

El partido había sido una larga sucesión de pequeñas batallas, sin indicios de que pudiera haber una supremacía, hasta que Wanchope Abila le dejó el lugar a Benedetto. Al rato nomás, de un corner, vino el cabezazo impecable, al piso, por debajo del arquero, para hacer el primer gol, el que marcaba la senda del triunfo.

Benedetto lo gritó con la descarga de toda la mala onda acumulada, incluido el del rumor que ya corría entre los mal pensados, ese que decía que Pipa no había vuelto igual que cuando se había ido, lesionado, roto.

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El rumor quedó hecho añicos con el segundo gol, una obra de arte. Rechazo de un defensor, le cae a Pérez, éste asiste a Benedetto, y este hombre, este gran jugador, perpetra una pequeña obra de arte en una pisada magistral, que deja hecho un nudo a quien lo marcaba, para después sacar un derechazo impecable, una flecha disparada por el arco de su botín, para clavar la pelota en la red brasileña, y dejar marcada para siempre la noche del retorno del goleador de Boca, ese que no estaba, pero que nunca se había ido.

(Foto Marcelo Carroll)