La interna, la corrupción, y un futuro inquietante

11 agosto, 2018
La interna, la corrupción, y un futuro inquietante
figueroa
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En medio de una ola anticorrupción que se instala –se supone que positivamente- en la sociedad argentina, con efectos inevitables y necesarios en la política, en Neuquén se sugiere hacer creer que esta provincia ha estado protegida por una campana (¿de plástico?) de tales prácticas, y todo sigue su curso, con la interna del MPN atrapando todas las miradas, superada la instancia de la renovación partidaria, este domingo, en un puñado de seccionales, con boleta única electrónica y hasta control internacional especializado.

El gobierno de Omar Gutiérrez no tiene dudas de que la ola anticorrupción no penetrará en sus cimientos. Cuando se pregunta al respecto, se destaca la figura del Gobernador como intachable en la administración de las acciones y dineros del Estado, con acciones de gobierno y legislación impulsada favoreciendo la transparencia de las cuentas públicas.

El MPN parece enfrentar la contingencia política poniendo fecha de inauguración en diciembre de 2015. Para atrás no se habla. No conviene. Así lo ha hecho cada gobierno emepenista a lo largo de la historia: el pasado se levanta como justificación de lo bueno, jamás de lo malo. A diferencia de las administraciones nacionales, que han transformado en clásico la reprimenda para atrás y el juicio crítico, en Neuquén hay una permanente amnistía, un positivismo pretérito, que ni siquiera los momentos más conflictivos han conseguido vulnerar.

La poderosa fuerza de la interna está presente, polarizada ya entre el gobernador y el vice, Rolando Figueroa. Los dos compiten en visiones críticas hacia la administración de Mauricio Macri. Gutiérrez, proclamado ya desarrollista convencido, lo hace solo en referencia a medidas concretas no compartidas, que tienen que ver con lo social y el reparto de los dineros del Estado; Figueroa, proclamado peronista de fundación ideológica, va al hueso de la diferenciación y dice que está en la vereda de enfrente del macrismo.

¿Qué viene en el proceso interno del MPN? Viene, en principio, otra negociación. Desde el gobierno se asegura que “el 90 por ciento de los afiliados no quiere una confrontación”, pero que –no obstante- “Omar quiere competir en una interna”. La primera parte del concepto parece contradecir a la segunda. Una lectura posible es que –ya convencidos Gutiérrez, Sapag, y todos los azules que forman el núcleo duro del gobierno, de la decisión de Figueroa de realmente competir- intenten una nueva negociación con el rebelde; o, por lo menos, denoten la intención para ver qué reacciones hay.

Figueroa, que viene de un encuentro antimacrista en Bariloche, prefigurando un bloque opositor patagónico que cuenta con algunos gobernadores más o menos alineados y mucho protagonismo peronista, ya estuvo en muchos encuentros de “negociación” con Gutiérrez, promovidos al inicio de la debacle que corta al medio la institucionalidad política neuquina. No aceptó ninguna sugerencia, pues, según repiten sus seguidores, quiere ser el próximo gobernador; y nada de lo que se le ofrezca lo satisfará, más que la consagración de esa candidatura. Sin embargo, no puede descartarse que sea, la vía negociada, una opción posible en la interna del MPN…aunque el resultado no necesariamente sería la candidatura a la reelección de Omar Gutiérrez.

Mientras, Gutiérrez, acompañado por sus ministros más protagónicos (en esta coyuntura, Juan Pablo Prezzoli y Facundo López Raggi) busca consolidar su doble imagen de gobernador y candidato. Esta semana mostrará un nuevo encuentro con sindicalistas del ámbito privado, y el desarrollo del encuentro “B 20”, con líderes empresariales. El “desarrollismo” emepenista se potencia al máximo, con sus planes quinquenales y la billetera engrosada por las nuevas regalías y el resultado de las primeras inversiones en Vaca Muerta. Ese dinero se usa rápido, atendiendo generosamente contingencias municipales o sociales en general. De aquí en adelante, el dispendio será importante, sin aceptar críticas al respecto, pues el MPN, en cualquiera de sus versiones, solo puede acrecentar el populismo cuando se acercan las elecciones: cualquier otra posibilidad, le está vedada.

Hay que destacar otro aspecto de la coyuntura: el gobierno emepenista no saldrá indemne de la interna. Sea por cuestiones concretas o imaginarias, los conflictos se vivirán. De hecho, ya hubo uno: el de los empleados de Termas de Loncopué que quieren ser planta permanente anualizada y no temporaria. Son unos 90 empleados que están alimentados por un sector de ATE que no responde a la conducción de Carlos Quintriqueo. Cortaron la ruta, y la policía actuó, sin mayores inconvenientes físicos para los manifestantes. Desde el gobierno se lo señala al vicegobernador como el responsable de esa rebelión incómoda.

Figueroa, en este contexto, se declara inocente. Su política es la de la abstinencia de cualquier cosa que no sea su objetivo principal. Cuando el gobierno lo toreó para hacerlo partícipe de la contienda en las seccionales sobre la base de que los azules son los que quedaron y el resto le pertenece a los rebeldes federales, aclaró enseguida que él no participó de esas movidas; es decir, que no participó de la interna por renovación de cargos partidarios. Cuando el gobierno lo hace aparecer, aunque sea por vía de los rumores, como atentando contra la gobernabilidad de Gutiérrez, saca a relucir una muletilla: será leal a su responsabilidad como vicegobernador y acompañará al jefe del Ejecutivo hasta diciembre de 2019, pase lo que pase en el medio.

Algo es seguro, en estos tiempos agitados: no habrá tranquilidad alguna para los políticos. La sociedad no está tranquila. Por el contrario, la inquietud crece. No es una sensación pareja, y se expresa de mil maneras distintas. No anticipa esto un horizonte de quietud, sino un mar tormentoso, que se levanta desde abajo hacia arriba, desde las profundidades ciudadanas hacia el establishment de la burocracia.

Rubén Boggi

 

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