Saqué lo peor de mí, contra mi amigo francés

30 junio, 2018
Saqué lo peor de mí, contra mi amigo francés
Captura de pantalla 2018-06-30 a la(s) 20.06.20
Captura de pantalla 2018-06-30 a la(s) 20.06.20

Estaba segura sobre la Selección de Argentina ante Francia. Realmente pensé que ganaríamos. Me sorprendo a mí misma, ya que no entiendo mucho de fútbol porque tampoco me he interesado. Sin embargo, el Mundial siempre fue la excepción. Es que si no te gusta, por lo general es un virus que se contagia. Sin entrar en detalles, todos sabemos que la fecha tiene sus cosas buenas y malas. También es cierto que es muy personal.

Desde el viernes, empezaron los mensajes por parte de mis amigos franceses. Uno de ellos, había dicho que no le importaba mucho el resultado del partido porque no era la "gran cosa" en Francia, como lo es para los argentinos. Pues, creo que se olvidó de eso, porque el tono en sus audios de Whatsapp, cambió completamente cuando llegó el momento de enfrentarnos.

El primer audio llegó durante la mañana de Argentina y la tarde de Francia. Mis amigos hablan español.

- "Vamos Francia. Francia gana..."

- "Va a ganar Argentina, querido. Te quiero, amigo"

Así había comenzado nuestra conversación, y así continuó. Muy relajados, hasta el primer gol de Francia.

- "Sofi... Jajajajaja... Esto no está bien para la Argentina. Gol de Francia, jajaja"

Ese audio, lo respondí con un par de insultos en francés, cuando en realidad, no hacía falta. Fue entre risas, pero él los devolvió en español, y agregó: "Veo un cero para Argentina".

No respondí más, porque no quería hacerlo. Es que sentía que mi cara y ánimo realmente habían cambiado un poco. Valentín empezó a llamarme.

- "No voy a responder tu llamado. Voy a mirar el partido, en paz. Tranquilo, tranquilo, es el comienzo del partido."

Esa respuesta, fue un poco más seria de mi parte. Pero claro, volvió mi emoción al primer gol de nuestra Selección.

- "AAAAAH, tomá, tomá, tomá. GOOOOOL de Argentina" - Dije, gritándole. Y tiempo después, con otro gol y tono desafiante, le expresé que íbamos ganando y "¿Dónde está Francia ahora?", le pregunté.

Sin embargo, no estaba tranquila y sentía que ganar ese partido era lo más importante de mi día.

El encuentro siguió y nuestra victoria ya no existía, pero sí los mensajes de Valentín, y sus burlas hacia mí.

- "Y... ¿cómo estás ahora amiga? ¿todo bien?, jajaja. Un beso! Chau, chau!"

- "Mirá, callate, porque todavía no termina, ¿ok?" - Respondí sin agresividad, pero sin risas también.

En el 4 a 2, puse el celular en silencio. Pero no pude evitar escuchar su último mensaje.

- "Disculpas, Sofi, te quiero... Pero, parece que es el final para tí. Chau, chau, Argentina. Hasta luego, jaja"

No mandé audios. Simplemente escribí: "No tengo ganas de hablar con vos". Ahora que lo leo, parece una exageración. Ni siquiera puedo comprender por qué me afectaba así. Tal vez adopté el rol que muchas personas tenían alrededor mío. Si perdíamos, quienes me rodeaban tampoco sonreirían. No era justo. O tal vez, sí, porque simplemente se trataba de un partido de fútbol, al cual le atribuimos más carga emocional de la que merece. Y ese fue el último mensaje de Valentín que recibí...

- "Sofi, es un juego. Es solamente fútbol, Sofi. Te quiero mucho. Por favor, no te molestes. Es una broma, ¿si? No me importa qué equipo gana. Es fútbol"

A Valentín lo conozco como para entender que todos sus audios eran, realmente, un chiste. Pero en ese momento, no pude verlo así. De hecho, me explicó muchas veces que no le importa el fútbol y si no hubiera estado encandilada con la pantalla del televisor, hubiera podido reconocer, todo el tiempo, que no me hablaba enserio. Hubiera recordado lo bien que habla de Argentina cada vez que nos vemos, y hubiera prestado más atención a los mensajes de mi otro amigo francés, que expresaban: "Increíble partido. Me encanta Argentina", entre otras cosas.

Volví a escuchar los audios que le mandé y, de hecho, no eran nada agradables. Es que no sé qué pasó. No era yo. Así que, decidí tomar aire y, antes de salir, me miré al espejo. Sonreí preparándome para soportar toda una semana de memes, críticas y conflicto entre quienes apoyan o no a la Selección.

 

Sofía Seirgalea

 

 

 

 

 

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