Con un empate mediocre, debutó Argentina con Islandia

Fue empate nomás, el debut de Argentina en Rusia, contra el práctico y disciplinado seleccionado de Islandia. Nos quedamos todos colgados de esa oportunidad perdida, ese tiro libre penal que el buen arquero islandés le atajó a Messi.

Quien más, quien menos, quedó mascullando contra la mala fortuna del mejor jugador del mundo. Messi no es un especialista en penales. Es más confiable en los tiros libres de afuera del área que en el de los 12 pasos. El arquero estuvo bien. Lio no tan bien. Hubiera sido la diferencia, claro. Pero el partido fue más que eso.

Argentina empezó con un planteo conservador, que no tuvo sorpresas porque estaba anunciado así desde el momento en que planteó, Sanpaoli, un doble cinco con Biglia y Mascherano. Así empezó, para terminar jugando con dos centrodelanteros, Higuaín y Agüero. Más Pavón. Más Messi. Más Banegas. Todo lo contrario del planteo inicial.

Islandia es un equipo que juega por arriba. Arremete con decisión, salteando el medio. Defiende con disciplina y ocupando muy bien los espacios. Suficiente para una Argentina mediocre, sin inspiración para romper ese cerco de rubios firmes y disciplinados.

El golazo de Agüero no duró nada. Apenas cuatro minutos. Bastó una arremetida plural para perforar a nuestra selección. Después, fue monotonía. Argentina manejando la pelota. Un 73 por ciento de posesión. Islandia agrupado, disciplinado, ordenado.

Lució bien Pavón en su debut mundialista. Bien Agüero. Messi, con fallas, aunque siempre con su genio intacto.

Fue empate. Uno a uno. Esto recién empieza.