A los periodistas también nos duele la realidad

15 junio, 2018
A los periodistas también nos duele la realidad
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El viernes 8 al mediodía, me encontraba junto a Fiore y Emi. Había llegado el momento de comenzar una importante filmación que, por una u otra cosa, se había atrasado. Ese día no fue la excepción. A dos minutos de empezar, llegó un mensaje de Rodrigo, el movilero. Nos contaba que se registraba un gran siniestro, con varias personas y autos involucrados. Claro que, todas las semanas, debemos informar sobre este tipo de cosas, pero esto no quiere decir que lo naturalicemos, aunque (tal vez y lamentablemente) “aprendemos a vivir con esos hechos” día a día.

Frenamos lo que estábamos haciendo, y Paula fue con Fiore al lugar del tremendo choque. Se trataba de un camión sin frenos que impactó contra varios autos en la esquina de Belgrano y Chrestía. En uno de esos autos, iba una familia, incluyendo menores que debieron ser trasladados de urgencia.

Todos, comenzamos a preocuparnos por la situación y, por supuesto, queríamos saber más y más. Tener detalles y dar la información correcta. La realidad del periodismo muchas veces se confunde con el afán de la competencia. Pero, en ese momento, automáticamente y sin decirlo, todos supimos que no se trataba de tener una primicia. Simplemente así nos nació, por instinto, porque somos sensibles. A veces, más de lo que la sociedad piensa.

A medida que avanzábamos con saber qué estaba sucediendo en el lugar y en el hospital, y observábamos más fotos que llegaban, más nos impactábamos y más ceños fruncidos observaba a mí alrededor. En el canal, la radio, el diario y hasta en las oficinas. Seguíamos trabajando en otras noticias, pero una parte nuestra se sentía más vulnerable.

Pasaron las horas y el humor ya no era el mismo. Lo que antes era estar trabajando entre risas, de cara al fin de semana, se transformó en continuar hablando del tema, con preocupación. Pero todo el fin de semana, no sólo seguimos en contacto por cuestiones obvias y de actualización, sino que en nuestra mente, aquella familia y aquel bebé que en tan grave estado estaba, seguían allí.

El martes 12, aparecieron los mensajes que otra vez iban a darnos un cachetazo en la cara… De pronto, la producción no estaba sola. Los operadores de radio y televisión, los editores del canal, los conductores, y los administrativos que entraban y salían, estaban al lado nuestro. Preguntaban qué pasaba. Y lo confirmamos. Había muerto Santino, el bebé de un año y dos meses. Todo se paralizó y hasta hubo momentos de silencio absoluto.

“Pipi” Rubilar, no muestra sus emociones, pero lo hizo en esa ocasión. “Charly” Ferreras, siempre está de buen humor y compartiendo buena música, pero ese día no podía hablar ni sonreír. Un compañero, con el cual no hablamos nunca, me mandó un mensaje. Él también quería saber qué había pasado con esa familia destrozada.

Marcelo “Chino” Castro estaba en el hospital con Fiore. Él siempre puede conseguir una “buena nota”, pero ambos se resistieron. “Sofi, no podemos. Estamos acá y la familia no puede más. No podemos filmar, no podemos entrevistar. Vamos para allá”. Y no hacía falta que lo digan, porque en ese momento, todos comprendíamos todo.

Observo muchas veces, cómo se habla del periodismo, cómo se critica y se piensa que lo único que nos importa es una noticia. Pero también observo a mis compañeros cuando se ven realmente afectados por algo que sucede, pero sé que no van a dejar de investigarlo, porque están comprometidos con la sociedad. Observo cómo cuando salimos de la empresa, en realidad nunca salimos, porque seguimos en contacto, porque hablamos de esto en los almuerzos familiares. Vi los rostros de todos mis compañeros y el mío. Una parte nuestra, quedó en ese trágico y lamentable hecho, para siempre.

 

Sofía Seirgalea

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