Una vivienda en el foco del despelote neuquino

Una mujer dice que le usurparon la casa, en un plan de viviendas entregado por la cooperativa 127 hectáreas, después de dos años de vivir en ella. En la casa este miércoles había otra mujer, encerrada tras ingresar, presuntamente, barreteando la puerta trasera. La presunta propietaria clama con que tiene todos los papeles al día, y pide hablar con Jorge Salas. La usurpadora, curiosamente, pide lo mismo, hablando desde adentro detrás de los vidrios de la ventana.

Jorge Salas dice que el responsable de controlar estas cosas es el IPVU. Que entiende que lo que pasó allí es que la casa no estaba habitada porque la adjudicada no vivía allí. Que había llegado a sus oídos que se usaba solo para “fiestas” los fines de semana, según algunos vecinos.

La mujer, que llora ante este periodista en el programa Afilados por AM 550, dice que hizo la denuncia en la comisaría 41. Periodistas de esta multimedia constatan que la policía fue a la casa y entró a la misma, retirándose después sin cambiar la cosas. Desde la comisaría indican que el tema pasó “a Fiscalía”, y que ahora ellos solo tienen que esperar lo que se disponga.

Lo concreto es que hay dos mujeres, una adentro, la otra afuera. La que está en el interior no se identificó ante estos periodistas. La otra sí, y jura y perjura que salió el martes de su casa para ir a trabajar y que cuando volvió se encontró ante la evidencia de que no podía ingresar a su propia vivienda.

Salas admite que hay una situación confusa. Y de paso, cuenta que en otro plan que se acaba de entregar, hay guardia activa para impedir usurpaciones: desde la propia cooperativa se les dice a los adjudicatarios que ocupen inmediatamente, porque sino, puede haber problemas.

Las dos mujeres tienen hijos. Las dos claman ante el Estado.

Solo una imagen de una realidad que oscila entre la confusión y el desorden.

Rubén Boggi