De la Hora de los hornos a la insatisfacción salarial del senador

Fernando “Pino” Solanas empezó haciendo cine en la década del 60 del siglo pasado. Suya, junto con Octavio Getino, es la formidable película-documental “La hora de los hornos”, que narra el Cordobazo. Eran tiempos de revolución y resistencia, que tantos años después, parecen sintetizarse de muy mala manera con la defensa (¿queja?) que ha planteado el Solanas actual, senador nacional, de los 110 mil pesos de bolsillo que cobra como legislador.

Dijo, el senador Solanas, que los senadores “son los que menos ganan”. Que hay una “enorme contradicción” en la administración pública. Que cobra menos que el “empleado calificado de un juzgado”. Y que “no cobramos aguinaldo, ni reconocimiento de título, ni antigüedad”.

El reclamo salarial progresista del ex cineasta es formidable: pues compara sus “108-110 mil pesos de bolsillo” con los 220 mil pesos “que gana un camarista”. Aunque reconoce que “frente a un mísero sueldo mínimo que cobran millones de argentinos, es un lujo lo que cobran los senadores”, debe haber igual un “necesario equilibrio”.

Se olvidó de otra circunstancia: a diferencia de cualquier obrero, los senadores pueden fijar su propio nivel salarial. Lo único que necesitan es ponerse de acuerdo, y votarlo.