La crisis es dura, y no hay respuesta del MPN ni de Cambiemos

31 marzo, 2018
La crisis es dura, y no hay respuesta del MPN ni de Cambiemos
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Después del santo fin de semana y la recordación de Malvinas, divididos entre los que se fueron y los que se quedaron, entre los que están mejor y los que están peor, los neuquinos asistirán a un nuevo recordatorio de aquel crimen absurdo y penoso que costó la vida de Carlos Fuentealba.

El gremio ATEN llega al momento en los estertores finales de un conflicto sin mayor destino, que ha logrado, entre paros y feriados, despojar al primer mes de clases de la mitad de ellas. El momento más fuerte será esta semana, y al mismo tiempo, es posible que sea el momento final, ya que obligará a un nuevo diálogo al quedar abstracta la primera propuesta del gobierno, que era de actualización salarial por inflación para el primer trimestre. Y el primer trimestre, ha terminado.

¿Aplicará igual la actualización, por decreto, el gobernador Omar Gutiérrez? ¿O permitirá que los docentes cobren sin aumento, dado que el gremio lo ha rechazado y no ha habido nuevas negociaciones?

Los salarios se pagan esta semana. Ya no hay tiempo para nada. Los estatales percibirán el incremento que firmaron, en acuerdo de ATE, UPCN y Viales. Los maestros no acordaron.

Las actividades sindicales estarán esta semana encendidas por el recuerdo de aquel día nefasto, que por esas cosas curiosas de la política argentina, se ha revestido de una gloria y un heroísmo que en su momento no tuvo. Se hará la bicicleteada de la memoria, se presentará el libro con la Memoria de las Tizas. En todo el país, a los 11 años de aquel 4 de abril de 2007, se hablará de Fuentealba y sus implicancias actuales. Pero el conflicto, la cuestión importante, el hecho de cumplir o no con el compromiso, la obligación, de impartir educación al pueblo, se mantendrá todavía en la incógnita.

Esta falla esencial del sistema que está exhibiendo Neuquén casi impúdicamente, contrasta cada vez más con la ampulosidad de la comunicación oficial sobre el destino de gloria de la provincia, atado, claro, a Vaca Muerta. Omar Gutiérrez retorna de una gira en Houston en la que prometió el desarrollo “masivo” de la formación geológica en lo que a producción se refiere, para este año. Pero lo único que se anunció fue la intención de invertir de un grupo económico suizo de medio pelo en el ambiente petrolero, y la confirmación de una inversión que ya estaba en los planes, la de la Shell (1.500 millones de dólares).

De aquel Houston a esta Vaca Muerta todavía hay mucha distancia. La más importante, es la que marca la realidad social. Neuquén mostró, a través de la medición del INDEC, una reducción del desempleo entre el último semestre de 2016 y el de 2017, de 13 puntos. Aun así, Neuquén-Plottier están con 21,4 por ciento de desocupación. En Estados Unidos, donde acaba de estar el Gobernador, el desempleo no supera el 13 por ciento. Y allí no tienen problemas con la educación. Digamos que no solo se trata de sacar petróleo y gas de las profundidades de la tierra, sino de hacerlo en un contexto de progreso y enriquecimiento social, algo que en Neuquén, como en Argentina, sigue faltando.

La pobreza ha sido cuestionada en cuanto a las estadísticas desde la oposición al macrismo, y en Neuquén, también al MPN. Se afirma que es lisa y llanamente una mentira, tal vez olvidando que el gobierno que los representó, el de Cristina Fernández, gambeteó olímpicamente el tema pobreza, a tal punto de borrarlo de las mediciones del INDEC; y que solo se podía hablar de ello acudiendo a estadísticas privadas, entre ellas, la de la Universidad Católica Argentina. Pero la memoria no incide en la toma de posición ideológica: no se trata de olvidar o recordar, sino de mantener la conveniencia del presente.

La astilla que está clavada en la sociedad neuquina con este tema va más allá de la política. El MPN no tiene respuesta a esto, tampoco la tiene Cambiemos, más que su promesa de cambiar todo o buena parte si accediera al poder en 2019. La astilla habla de una tierra generosa en recursos, habitada por una sociedad que acentúa su degradación en lugar de enaltecer su progreso. ¿Por qué? Porque fracasa la educación desde hace no menos de dos décadas, incesantemente.

Esta semana volverá a quedar expuesta la sangrienta astilla, y dudosamente alguien pueda hacer algo para arrancarla de la lastimada piel de las nuevas generaciones de neuquinos.

Rubén Boggi

 

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