El MPN y los conflictos, vistos desde una perspectiva musical
El show político comienza a vivirse a pleno en la Neuquén post-pre-electoral. Se confirmó que las presiones iban a ser intensas en noviembre para el gobierno del MPN: desde el lado sindical y desde la industria petrolera. Hay que agregar la interna en ebullición partidaria, y el retorno folklórico de la iglesia mediadora, otro clásico neuquino. Cartón lleno para una postal que pone en escena más de lo que en realidad transcurre bajo la superficie, y menos de lo que en verdad importa.
El conflicto con ATE debería contextualizarse en la puja por el poder real dentro del Estado, más que en una cuestión reivindicativa singular y específica. El sindicato advirtió que la mano comenzaba a cambiar sutilmente, y redobló la única presión que conoce: la del quilombo callejero.
El gobierno tal vez anticipó este movimiento, tal vez sepa y haya planificado su estrategia. No habrá manera de confirmarlo oficialmente, pero es evidente que todo tiene que ver con un cambio de etapa: el gobierno necesita consolidarse y proyectarse hacia el 2019 electoral. En ese camino, no solo enfrenta adversarios afuera, sino también adentro.
En el foco de la situación, está el dúo de solistas que integran desde 2015 Omar Gutiérrez y Rolando Figueroa. A tono con la coyuntura, el dúo se hace cuarteto: se suman otros dos solistas muy calificados y prestigiosos, el ex gobernador Jorge Sapag y el senador nacional y dirigente petrolero, Guillermo Pereyra.
Ese cuarteto puede ejecutar una suite armoniosa o bien entrar en una puja para ver quién toca mejor el instrumento. Pueden integrarse dos dúos. O un trío y un solista. O ir cada uno por su lado y lanzarse a la peligrosa pero excitante aventura de subirse solo al escenario y aspirar a quedarse con todo.
El plan general contempla internas partidarias, primero, y electivas, después. Esto sucedería entre abril y noviembre del año próximo. Los tiempos, pues, no son largos. Y la carrera ya largó. El MPN, como habíamos dicho, está en ebullición. Y la música que salga de esa caldera encontrará por sí sola al mejor ejecutante.
Rubén Boggi
