El año electoral y la rebelión dispar de los municipios

4 junio, 2017
El año electoral y la rebelión dispar de los municipios
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La confrontación política se da en Neuquén, ya desde hace algunos años, entre los municipios en donde opositores al MPN gobiernan, y el gobierno central que conserva, desde 1963, el partido fundado en 1961. Incluso, esa confrontación cada tanto envuelve en el mismo manto a intendentes del propio MPN, que, por diversas circunstancias, entran en una relativa rebeldía ante el olvido, la postergación, o la exigencia que les baja desde el impostado fortín gubernamental de las calles La Rioja y Roca de la capital neuquina.

En las actuales circunstancias, esta característica está potenciada al máximo, y es uno de los detalles del contexto que habrá que tener en cuenta. El Municipio de Zapala, gobernado por Soledad Martínez, plantó bandera insurreccional contra la dictadura progre del EPEN; el municipio de Cutral Co, el principado plebeyo de los hermanos Rioseco, se complace en desafiar todo el tiempo a Omar Gutiérrez, chicaneando con obras, administración, fútbol e intentos de colonizar el municipio vecino, Plaza Huincul, que el MPN mantiene precariamente. La capital neuquina es el municipio por antonomasia que se ofrece como modelo opositor, bajo la batuta de Horacio Quiroga, plantando ahora la enseña de la administración sana versus la enfermedad del déficit y la deuda creciente.

El MPN, que es un conglomerado sustentado en la pasión y los intereses económicos, y por ende, susceptible de acomodarse a cualquier circunstancia, también se ha acomodado a ésta, siempre con el argumento, a veces explícito, a veces no, de que es la organización política que representa indubitablemente la identidad neuquina. “Amo a Neuquén”, dice el gobernador cada dos palabras, y todos a su alrededor repiten la letanía como en un loncomeo de Marcelo Berbel. No es un argumento político, es más bien una expresión sentimental que se ha elevado al rango de argumento político, aunque en sí mismo no se traduzca en realizaciones que transformen la realidad y la mejoren.

Con el “amo a Neuquén” como bandera, sigue no obstante el MPN contagiando fervor y habilidad ubicua. Así, quien es el candidato oficialista a primer concejal en la capital, el ingeniero y ministro de Energía, Alejandro Nicola, hablando con este periodista no dudó en ubicar en el campo de la plena demagogia el planteo rebelde ante el EPEN –y por ende, el gobierno provincial- de la intendente de Zapala, Soledad Martínez. Lo que pretende esta funcionaria ubicada en el campo opositor al MPN es traducir la tarifa de electricidad que se cobra en su ciudad de una manera distinta, cargando el peso de la mayor contribución sobre los entes públicos, incluidas escuelas, hospitales y comisarías, para que el Estado, que aplica el incremento, se cobre a sí mismo la mayor parte, y la gente esté más aliviada frente al sinceramiento incesante.

Martínez, que suele pedir plata al Estado provincial cada vez que tiene que pagar los aguinaldos de sus empleados, hace algo que no fue demasiado distinto a lo que hizo el propio MPN en su etapa pro-kirchnerista, cuando aceptó subordinar sentido común económico a la demagogia distributiva, asumiendo que el beneficio popular inmediato justificaba el subsidio indiscriminado. Neuquén perdió gas, petróleo y plata, y terminó endeudado como está ahora, con la mandíbula acalambrada de tanto impostar una sonrisa que busca disimular mientras crece la opción Vaca Muerta.

Lo cierto es que los municipios rebeldes financian la oposición, además de algunos aportes del gobierno nacional, que siempre está interesado tanto en aprovechar al MPN como en intentar desplazarlo del poder. Cutral Co financia a Ramón Rioseco en su aventura de recorrer desde hace casi un año la provincia haciendo proselitismo. Centenario aporta a los esfuerzos del PJ por salir del pantano cristino-parrillista. La capital quiroguista aporta a la concentración de opositores coqueteando todo el tiempo con la posibilidad de encumbrar a su intendente en el Gabinete, si se va el titular de Defensa, Julio César Martínez, y abriendo así eventualmente el campo para una competencia casi dramática entre aspirantes a la sucesión inevitable, aunque anticipada.

Así las cosas, a la natural actividad política favorecida por los municipios gobernados por la oposición, el MPN le suma sus propios desaciertos. Cuando asumió el gobierno Omar Gutiérrez, tiró una frase lapidaria: dijo que todos los intendentes eran parte del equipo de gobierno, y que aquel funcionario que no atendiera a un jefe comunal, se podía ir despidiendo del cargo. Ahora, un año y medio después, hay intendentes enojados porque no los atienden, o porque cuando los atienden, lo hacen solo para cubrir formas y no para resolver problemas.

El MPN tiene 56 años, cumplidos este domingo. Está en su madurez plena. Casi la misma edad tiene su modelo, basado en la trilogía peronista de armonizar al mismo Estado con gremios y empresarios. Esto es lo que se está revisando en la confrontación de experiencias diversas entre municipios y provincia. Esto es lo que está a prueba en la resolución de conflictos que obstaculizan la rapidez del desarrollo en Vaca Muerta.

Rubén Boggi

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