La plaza de la discordia, el MPN y Cambiemos

14 mayo, 2017
La plaza de la discordia, el MPN y Cambiemos
gutierrez-quiroga
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El amor, el odio, y la política, necesitan siempre del adversario. Cuesta trasladar las infinitas percepciones interesantes que devienen de esta afirmación en la política neuquina. Pero algo de eso se vio en la intriga palaciega –del subdesarrollo- que se vivió en el Concejo Deliberante capitalino, con resultado final abierto y repercusión centrada en ese partido, el MPN, que crea por igual enfermedades y anticuerpos para esas enfermedades, en su incesante trajinar monopólico.

La creación de la banca unipersonal Convicción Cívica, protagonizada por la heroína del melodrama, Laura Plaza, le restó una concejalía al MPN, y fue coincidente en la coyuntura con la fracasada elección de un síndico municipal que hubiera nacido de una lista elaborada por el propio Deliberante. El nonato hubiera significado, según el tremendismo del palacio, o bien que el MPN enloqueciera durante la campaña al quiroguismo, o bien que el oficialismo municipal disfrutara de una campaña enfatizada por  la tranquila seguridad de tener la espaldas cubiertas.

El secreto del MPN acerca de a qué candidato irían sus votos, fue compartido sorpresivamente por una complicidad plural. De pronto, a nadie le pareció importante saber antes del jueves determinante quién era el candidato con más posibilidades. Todos miraban a Laura Plaza. Si las miradas hubieran sido láseres, se hubiera apreciado objetivamente el entrecruzado que formó la telaraña de la intriga palaciega. Finalmente, una candidata que no estaba entre las favoritas recibió el voto mayoritario y arañó la sindicatura, pero no alcanzó…porque Plaza votó a otro.

Del entuerto dramático se salió con ampulosas declaraciones. Que las convicciones, que la ética, que la lealtad, que la traición, que las amenazas, que la valentía. El MPN reunió su convención al otro día, y el presidente del organismo, Rolando Figueroa, condujo un encuentro que condenó a quienes accedían a bancas gracias al partido y después hacían la gran tránsfuga personal. “El límite es la ética”, se aseguró.

Lo que ocurrió, en realidad, poco tiene que ver con la ética. No se jugó en el plano de los intereses comunes, los del pueblo, sino en el terreno más acotado, y ciertamente más mezquino, de los intereses partidarios. El síndico no era tan importante, lo importante era definir la primera pulseada de la campaña, antes de empezar la campaña, justo en el corazón del objetivo de las elecciones del año, que es precisamente el Deliberante.

El Quiroguismo mantuvo el silencio, en una actitud parecida a la del pibe que tocó el timbre y salió rajando.  Restarle una banca al MPN significa una ventaja para sus planes. El MPN se puso en el rol de amante despechado, y aprovechó para declamar grandeza en los objetivos, e incomprensión de esa grandeza en función de la miseria humana. Pero lo sucedido no sale de esa quinta de la política neuquina. La que forman Cambiemos de un lado y el partido provincial del otro. La pelea es entre los dos principales oficialismos de la provincia. Será así todo el año.

¿Cómo golpeará lo sucedido en la interna del MPN, que es el 25 de junio? Alguna incidencia tendrá, y no precisamente a favor del actual oficialismo gubernamental. Desde ese sector se había apostado fuertemente por la periodista, para acompañar a Pablo Bongiovani, en la campaña del 2015. Todavía hay afiches pegados en los muros capitalinos, donde se los ve, sonrientes, a los dos. El divorcio traerá aparejado una división de bienes, inevitablemente, junto con la convicción generalizada de que las listas que saldrán a competir serán integradas con 100 por ciento de lealtad garantizada. Porque el que se quema con leche, ve una vaca y llora.

Las intrigas palaciegas, obviamente, no se detendrán. Forman parte de la concepción política profunda, que suplanta protagonismos y representaciones abiertas, por corporaciones que funcionan en las sombras, negocios entre bambalinas, e intercambio culposo de bienes físicos y virtuales.

Dos cosas se mencionaron en esa dimensión resbaladiza de la realidad. La primera tuvo que ver con el gobernador Omar Gutiérrez, y su viaje a China para alcanzar allí a Mauricio Macri. Se rumoreaba que viajaría y también que no viajaría, y la decisión se tomó finalmente, por el viaje, el sábado, cuando ya Macri estaba tomando el avión rumbo al gigante asiático, después de pasar por los Emiratos Árabes. ¿Por qué el misterio? Aparentemente, Gutiérrez no quería viajar si no había antes alguna certeza de que se podría traer al menos algún esbozo cierto y más o menos seguro de la inversión china en Chihuido I, en un contexto donde tampoco se desdeña alguna cercanía con el tema nuclear.

La segunda tiene que ver con Horacio Quiroga. Se sabe desde hace tiempo que puede haber alguna oferta del gobierno de Macri para ocupar un cargo nacional de importancia. Implicaría dejar el Municipio, obviamente, y cambiar así significativamente el tablero local. El rumor se intensificó en los últimos días, a tal punto que algunos de los cercanos al Intendente lo dieron por cierto e inminente. Sin embargo, oficialmente, se desconoció tal afirmación. “No hay nada, más allá de lo que se rumorea”, se dijo desde la carpa chica.

Así están las cosas. Se escribe y dibuja en el aire. Y en el cielo brumoso del otoño, se adivina que la intensidad va en aumento, y que se jugará fuerte, con más torpeza que elegancia.

Rubén Boggi

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