Carta abierta a los señores del transporte público

9 enero, 2017
Carta abierta a los señores del transporte público
colectivos
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Suena lógico. Se entiende. Pero lo malo no es que sea lógico y entendible, sino que la lógica no juega para el lado que tendría que jugar. No hablamos de filosofía en general, ni de problemas de injusticia globales del capitalismo. NO. Simplemente hablamos de los colectivos, del transporte público en la capital neuquina.

Se entiende que bajen las frecuencias en verano: hay menos usuarios. Los colectivos van vacíos en horarios que no son los más usados por la gente. Se entiende que para defender el transporte urbano capitalino, no se le permita a las líneas interurbanas levantar pasajeros en la ciudad, cuando circulan desde Río Negro (Cipolletti) rumbo al oeste capitalino.

Pero no se entiende que no se tome en cuenta lo más valioso del transporte público, que no son los colectivos. Son los pasajeros. Los usuarios. Es decir, nosotros. Es decir, la gente de a pie.

Así, es claro que la lógica juega para las empresas y no para los usuarios. Las dos medidas mencionadas en esta nota, están claramente tomadas para favorecer la rentabilidad (precaria) de las empresas de transporte (o por lo menos una de ellas, Indalo-Autobuses Santa Fe). Pero no favorecen las necesidades del usuario.

Debería tomarse en cuenta que el usuario del transporte lo es durante las 24 horas del día, no solo en horarios pico. Que una persona esperando el colectivo más de una hora porque no pasa porque han reducido las frecuencias, es una barbaridad casi salvaje, en una ciudad tan difícil de transitar caminando como es Neuquén.

Señores, sabemos que es difícil. Pero lo fácil, a veces, va en contra de los intereses del pueblo. Para decirlo simplemente: a veces es más fácil joder a mucha gente anónima que a poca gente con nombre, apellido, y poder que las respalda.

Esto es lo que pasa con el transporte. En lugar de utilizar toda la artillería disponible para ayudar lo más posible a la gente de a pie, se sigue con la inercia de tomar medidas por razones estacionales y en función de estadísticas que respaldan la lógica del dinero, no la lógica de la gente sin él.

Rubén Boggi

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