El MPN, con tensión entre lo viejo y lo nuevo

29 octubre, 2016
El MPN, con tensión entre lo viejo y lo nuevo
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La semana empezó con inundación y terminó con fácil olvido. Los inundados corroboraron la fragilidad humana frente a la combinación de naturaleza y déficit urbano; los que no, dejaron atrás la historia sin mayores miramientos. Inclusive los políticos, que retomaron de lleno sus afanes pre-electorales. No hay nada más importante en el horizonte para el MPN y Cambiemos. Lo demás, es cartón pintado.

En el contexto, pocas cosas están bien. Destacan más bien las que se cuestionan por sí  mismas. Por ejemplo, el choque entre buenas intenciones y realidades dramáticas en el sistema educativo. Según la propia ministra de Educación, Cristina Storioni, en agosto se contaban 67 días reales de clases, y para fin de año se estiman poco más de 140. El gobierno decidió extender las clases cinco días. Con eso no se arregla casi nada, pero al menos se manifiesta la intención de hacer algo. “Una hora más de clase, de contacto maestro-alumno, es importante”, sentenció Storioni. Desde el gremio, ahora partido en dos (con mayoría opositora, en realidad, quedó ATEN) se levanta la voz impiadosa de la ex diputada provincial Angélica Lagunas: no habrá otra negociación posible que no pase por lo salarial, dice, mostrando un ejemplar del diario Río Negro que le dedicó un suplemento de Economía al deterioro salarial de los maestros.

¿Cuánta plata hará falta para sostener el sistema educativo, con ineficiencias y todo? El presupuesto se presenta esta semana. Superará los 50 mil millones de pesos. Más de 140 millones por día gastará el Estado, haciendo la división del total proyectado por los 365 días del año. La suma increíble de millones, sin embargo, no explica nada, casi nada. Falta saber, por ausencia de estadísticas, mediciones y auditorías, la eficacia de ese gasto. La burocracia estatal se protege a sí misma, mientras avanza en conseguir aumentar recursos con un hambre que no se equipara con el mismo afán para reducir gastos.

El municipio capitalino, bunker opositor a los fines electorales, conducto de la construcción de una opción al MPN para el 2019, también presenta en la semana su presupuesto, que oscilará en los 3.600 millones de pesos. El conductor de esa administración, Horacio Quiroga, está por estos días tomando fuerzas para arremeter con todo en lo que resta del año y el comienzo del año próximo. Quiroga quiere ganar las elecciones para renovar la mitad del Deliberante capitalino, tanto como quiere lo mismo el gobernador Omar Gutiérrez. Quiroga cuenta con un Cambiemos todavía inestable; Gutiérrez, con un MPN en el que está metiendo mano para convencer que solo se ganará si se aumenta la llegada política efectiva en los miles de ciudadanos independientes que distinguen la capital provincial como distrito.

El MPN está ante un período de prueba crucial para su destino inmediato. Esa prueba deposita la superlativa atención ciudadana sobre el desempeño de dos figuras, centralmente. Una es el propio gobernador Gutiérrez. Pero hay otra: la del vicegobernador Rolando Figueroa. Ambos se necesitan más que lo que parece a simple vista. El reduccionismo analítico los condenó con cierta liviandad a la competencia previsible y constante. No es así. Ni Gutiérrez pondrá en duda sus posibilidades por competir con Figueroa, ni éste hará lo propio con el Gobernador. Ellos, se supone, lo saben; pero resta saber en profundidad hasta dónde llegará la profundidad del concepto que implica la situación. Si hasta la raíz misma de la construcción que se ha iniciado…o si se quedará en la superficie, sin el entusiasmo correspondiente para resolver las tensiones de un partido entroncado en los infinitos vericuetos del Estado.

Gutiérrez comenzó a demostrar que puede hacer tronar su propia personalidad cuando muchos de sus funcionarios, ansiosos por complacer aunque carecientes, a veces, de ideas y compromisos verdaderos, intentan la vía de la puesta en escena en lugar de esa ilusión llamada realidad. Figueroa reapareció con más fuerza ante el público precisamente en este contexto, y esto no es casualidad. La convención emepenista se reunió con presencia del presidente partidario en la Junta de Gobierno, y lanzó la convicción de que es preciso avanzar en el plan anunciado al principio de la gestión, con reforma política incluida. Al otro día, el sábado, el partido reunió a su ejército femenino en Zapala. ¿Es la hora de las féminas, de una vez por todas, en el partido que siempre las destacó, aunque no siempre con el protagonismo que prometía? ¿Serán las mujeres emepenistas las que abracen con mayor fuerza la campaña electoral que se avecina?

El equilibrio en el Gabinete será importante en la coyuntura que viene. Gutiérrez está obligado a pelear y a la vez negociar con el gobierno de Mauricio Macri el precio del petróleo. El del gas, ya acordado, contribuirá a Neuquén de manera decisiva. Pero las empresas demandan ventajas tributarias y de regalías, como se comentó en estos comentarios reiteradas veces. Y el gobierno de Macri es sensible a esos reclamos empresarios, que persiguen el objetivo de abaratar costos, compensando el “esfuerzo” estatal con una mayor contribución de inversiones exploratorias, que son la base de una mayor producción futura en el negocio de los hidrocarburos. ¿Resignará algo Neuquén, en ese camino? Es posible, aunque forma parte de un cálculo muy delicado. El MPN se sometería a una crítica: la de los sectores del kirchnerismo residual y la izquierda en crecimiento, sobre todo en los subvencionados sectores sindicales. No habría crítica en esto de Cambiemos…es inimaginable que desde allí se enfrenten decisiones consensuadas con Macri y Aranguren, sin poner al mismo tiempo en riesgo las elecciones del año próximo.

En el contexto, asoma, se insiste, el equilibrio del Gabinete. Porque las diferencias que existen, el choque entre “viejos” y “nuevos”, no hace más que minar las energías que deberían aplicarse a resolver problemas, encontrar soluciones, avanzar, en definitiva, en la construcción política. ¿Habrá cambios, habrá una nueva ley de ministerios? Es posible, aunque ninguna señal se haya admitido en ese sentido. Son decisiones que pueden o no tomarse, porque lo cierto es que hay una batalla que se libra directamente en el campo, cuerpo a cuerpo, y otra que se juega en los escritorios, donde se despliegan los mapas de la estrategia.

Para estas dos realidades, que conviven, se necesitan generales, suboficiales, soldados. Más que nada, el MPN necesita encontrar lo vertical dentro de lo horizontal, la autoridad sin el autoritarismo. No es fácil, aunque tal vez sea necesario.

Rubén Boggi

 

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