Lo que antecede al gran baile del MPN con Cambiemos

1 octubre, 2016
Lo que antecede al gran baile del MPN con Cambiemos
gutierrez-dinosaurio
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Neuquén tiene, en su zona más densamente poblada, una población laboralmente activa y ocupada de 123 mil personas, con un desempleo que alcanza a 12 mil, según los datos del INDEC correspondientes al segundo trimestre de este año. De los que efectivamente trabajan, hay en toda la provincia (la mayoría en la misma zona medida por el INDEC) 62.714 empleados estatales, según cifras relevadas a junio de este año por el Ministerio de Trabajo.

Este es, pues, el contexto: en un país donde uno de cada tres habitantes está en situación de pobreza (primer informe del INDEC al respecto en tres años), en Neuquén 5 de cada 10 –según la zona de que se trate- es empleado del Estado. Si se admite, como lo ha hecho el gobierno neuquino, que la situación de pobreza en la provincia no difiere demasiado de la medición nacional, se entiende, desde la estadística, la gravedad del problema en una economía que sigue girando alrededor de la renta del Estado: no hay muchas posibilidades para salir de esa pobreza estructural, más que acudir al desarrollo privado, la diversificación económica, y, sobre todo, la recuperación del potencial educativo, motor principal del conocimiento y por ende, de la actividad económica.

El Estado neuquino, básicamente, se devora a sí mismo, como dijimos hace años. No ha cambiado esta percepción del gran o moderado festín construido con regalías, impuestos, coparticipación y servicios directos. La puja es con los gremios, que representan a los empleados públicos, esa población de más de 62 mil ciudadanos. Los gremios no han dejado de avanzar y crecer en los últimos años. Son gremios poderosos, y también, ricos. ATE es un imperio donde florecen los recursos. Su presión incesante por incorporar gente al Estado (el último logro lo tiene en el EPAS, con un planta que sigue incorporando trabajadores) y afiliados a sus arcas, se ha redoblado desde el anterior gobierno, el de Jorge Sapag. ATEN también es poderoso, más allá de su puesta en escena austera y combativa. Acaba de inaugurar una sede central nueva del sindicato, en la capital neuquina. UPCN, que consiguió crecer hasta poder competir en las ligas mayores neuquinas durante los dos últimos gobiernos de Jorge Sobisch, también es poderoso económicamente. Su cantidad de afiliados se mantiene alta, y pelea palmo a palmo con ATE en algunos sectores de la infinita trama burocrática del Gran Estado Neuquino.

En este contexto, el gobierno de Omar Gutiérrez pretende introducir reformas, sin hacer demasiadas olas que socaven las costas que defiende a capa y espada el MPN en el poder. La puja con los gremios es cada vez más intensa. Quienes están en primera fila de las interminables negociaciones –como Jorge Lara, como Mariano Gaido- no solo son los más experimentados, sino también los que ofician de fusibles ante cualquier cortocircuito. El episodio del balazo disparado por el policía Escobar contra el sindicalista Bastidas, estuvo a punto de llevarse puesta toda la línea negociadora. Si el gobierno consiguió mantenerse abroquelado, fue un poco por suerte, otro poco por voluntad propia, y mucho por instinto de supervivencia, un talento que se aprende en ese gran hogar que es el MPN.

El contexto también explica por qué el gobierno ha redoblado su apuesta a las líneas anunciadas en el comienzo de su gestión. Con el desarrollo de infraestructura deportiva, y escolar, busca potenciar su inserción social directa al tiempo que alimentar el camino de la recuperación económica de vastos sectores de la población postergados, oprimidos, que forman una especie de pasta base desechable de ese gran producto, monocultivo todavía, que es el de los hidrocarburos. Lo mismo con el creciente esfuerzo que se hace con el turismo y la producción agroexportadora, en donde cada pequeño suceso se celebra como un acontecimiento, porque hay cada vez más conciencia de que por allí está la salida para la vergonzante pobreza de la rica provincia del Estado que se devora a sí mismo.

Mientras, se sigue atentamente la situación internacional con el petróleo. El acuerdo de la OPEP para recortar la producción en aproximadamente 1 millón de barriles diarios, que deberá ser refrendada en noviembre, ha permitido una recuperación inmediata, aunque no suficiente, de la cotización del crudo WTI, en Texas, que cerró septiembre con una recuperación de 8 por ciento. La especulación es que lo peor de la crisis de los precios ya pasó, que se irá recuperando, a medida también que el artificio del precio criollo se reduzca, hasta cerrar una brecha muy menor, a semejanza de lo que pasó con el dólar, entre su cotización oficial y paralela, que durante el anterior gobierno de Cristina Fernández había abierto un abismo, que el actual gobierno cerró.

Este panorama, más la recuperación del precio del gas, ahora ya sin trabas judiciales en lo que hace a usuarios residenciales, permiten alentar el optimismo a futuro que había al principio de la gestión, entonces con un plazo más corto del que efectivamente está siendo. Ese largo puente hacia el equilibrio de las cuentas es el que sufre el gobierno de Gutiérrez, con los gremios metidos como cuña entre lo que se podría hacer y lo que efectivamente se hace.

En esta situación, el gran plan político continúa siendo construir espacio propio, y la primera gran apuesta, la que se hará el año próximo en las elecciones en la capital. Allí, el MPN y Cambiemos bailarán el primer baile en serio, no como pareja, sino como competidores, a cara de perro, con un jurado exigente, el más crítico hacia el partido provincial.

Rubén Boggi

 

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