El juez, el choque, y una fuerte repercusión política

27 septiembre, 2016
El juez, el choque, y una fuerte repercusión política
marcelo-munoz
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La repercusión política por la impactante situación protagonizada, con generoso despliegue mediático regional y nacional, por el juez neuquino Marcelo Muñoz, es mucha, y va desde las lecturas partidarias hasta la coyuntura político-policial-judicial que ronda por la realidad de estas horas.

Muñoz no fue a trabajar aludiendo razones de salud este lunes. El mismo día, el Tribunal Superior de Justicia dio a conocer un comunicado para informar que había iniciado actuaciones sumariales para esclarecer lo sucedido, en lo que le compete al Poder Judicial, con el magistrado. Un aluvión de opiniones descalificatorias hacia el juez en las redes sociales y en los medios periodísticos de la región y del país precedió ambas situaciones.

El juez, como se sabe, chocó un vehículo en el que se trasladaba una pareja y lo mandó de punta a un canal. Siguió su viaje hasta que fue detenido por la policía. Se negó, según confirmó la misma policía, a realizarse el test de alcoholemia. Adujo haber estado muy cansado, a tal punto de dormirse al volante. Ocurrió el sábado, a la tarde, a eso de las 18.

El incidente con el juez Muñoz fue divulgado hábilmente por la propia policía. Primero, a través de whatsapp y otras comunicaciones con periodistas del palo policial. “Necesito que se publique o diga algo” decía el mensaje de audio de un informante habitual de cronistas. Una vez se difundieron las primeras noticias, vino la confirmación oficial por parte del oficial a cargo. Todo fue fulminantemente rápido, mucho más que lo habitual en tales situaciones de accidentes de tránsito frecuentes, en los que no se registran víctimas o heridos de gravedad.

Las interpretaciones y lecturas políticas acerca de lo sucedido después del suceso y la forma en que se manejó, fueron desde la interna del MPN hasta la de una vendetta policial auspiciada por funcionarios del gobierno contra una justicia que suele enfrentarse directamente con la interpretación policial de la seguridad pública. En concreto, un mazazo directo contra quienes supuestamente se dedican a sacar de la cárcel, con “excesos” garantistas a quienes, según la otra opinión, deberían permanecer tras las rejas.

También las especulaciones refirieron al reciente y violento suceso entre gremialistas de UPCN y policías que custodiaban las oficinas del ministerio de Trabajo, Seguridad y Ambiente. Hubo allí un gremialista herido de bala (disparada por un policía) y un policía herido a golpes por los manifestantes. El episodio y la actitud política primera no cayó bien en sectores de la policía que se victimizan como “olvidados” o “postergados”. Hubo una furiosa campaña pro-derechos policiales, y en esa campaña se habló muy mal de la Justicia, a la que se identificó como más defensora de delincuentes que de las propias fuerzas del orden.

El episodio grotesco vivido por el juez Marcelo Muñoz entró de lleno en el contexto, y mucha de su repercusión se avizoró provocada por diversos intereses. No repercutió, eso es seguro, por su propia importancia –que la tuvo, y muy llamativa- sino también porque convino a algunos sectores, tanto como perjudicó a otros.

 

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