Drástico giro en el escenario político inmediato
Es muy grave lo que ocurrió en Neuquén este miércoles 21. Un policía baleó a un manifestante sindical. “Fue a quemarropa”, dijo Edgardo Oñate, uno de los principales referentes de UPCN. “Nosotros no somos violentos”, dijo, casi en un acto reflejo.
El balazo policial da de lleno, políticamente, en el gobierno del MPN. Es ineludible esa trayectoria. Provoca, además, la unión entre dos sindicatos que hasta ahora habían competido, con funcionalidad hacia los intereses del partido provincial. Carlos Quintriqueo, titular de ATE, se reunió rápidamente con el titular de UPCN, Luis Querci.
“El responsable de esto es el gobierno. No es casualidad que el ministro de Seguridad, Jorge Lara, ocupaba el mismo puesto cuando la policía mató a Carlos Fuentealba”, dijo Quintriqueo. La CTA convocó rápidamente al paro. Será este jueves, con movilización, desde las 10. “Contra la represión policial y en reclamo de Justicia”, es el obvio eslogan.
De pronto, el gobierno de Omar Gutiérrez, entra en el escenario menos propicio. No pudo ver venir esta coyuntura. Lejos estaba de imaginar esta gestión que la promocionada “paz social” entrara en una vorágine de tensión, otra vez, por el disparo de un policía. La situación es de extrema complejidad, si se tiene en cuenta que también fue herido un policía, y que su situación era “gravísima”, según se dijo inicialmente, aunque después se relativizó esa descripción.
Más allá de cómo evolucionen los hechos, lo evidente es que el escenario vira drásticamente, y se instala nuevamente el tema de la violencia social, que en Neuquén combina política, gremios y conflictos sectoriales varios, en un cóctel impredecible y siempre peligroso.
