¿Neuquén es Disneylandia o Sin City?

10 agosto, 2016
¿Neuquén es Disneylandia o Sin City?
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Mientras los chicos del centro juegan pokémon frente a la Municipalidad hasta el punto de hacer colapsar el WiFi público de esa zona, a unas 40 cuadras todavía se huelen las molotov estalladas contra la vivienda donde vive Lucas, “el borrachito”, acusado de haber matado a Karen.

Las dos realidades conviven dentro de una misma realidad. Contradictoria, contrastante, feroz tanto en la ignorancia como en el conocimiento. Neuquén, para algunos, es una Disneylandia criolla, en donde los gorjeos de Blancanieves se mezclan con el canto de los pajarillos que le esquivan al petróleo de los yacimientos; y para otros es una Sin City, una ciudad del pecado, llena de pungas, asesinos, pandilleros, putas clandestinas y miserias urgentes.

Es la misma ciudad, una especie de Aleph en donde todo converge. El shopping, el Hilton, la tumbera y la moto barata sacada en cuotas para regalarle al pibe y que se olvide un poco de la marihuana, y los pokémones y las huelgas docentes y el desatino cruel de los hospitales. Es también la separación de la basura domiciliaria, y los parques y paseos costeros, y la imagen de esa palabra, Neuquén, luciendo orgullosa en la Isla 132, y el río que baja con poca agua, y los efluentes cloacales que revientan, y los caños viejos que no soportan las presiones de los nuevos acueductos de las mega inversiones.

Es la ciudad que más edificios en altura ha construido, el polo del consumo en la Patagonia, la que más escuelas tiene, la ciudad con tres hospitales públicos y decenas de centros sanitarios diseminados en esos mismos barrios en donde el estado de combate es cotidiano, es natural, y cada crimen que cuesta una vida se comenta con el mismo tono con el que se charla el por qué del aumento del precio de la manteca.

Anoche, nomás, una turba (así la describió la policía) de 30 pibes y grandes enfurecidos a fuerza de darse ánimo a sí mismos, salió a quemar la casa de Lucas, el que mató a Karen, mientras en el centro se atrapaban pokémones. En esa casa, Mirta, la madre de Lucas, nos dijo esta mañana: aquí no se fuma, ni se guardan armas. El problema, nos dijo, es por qué no se hace nada con tantas armas que hay en los barrios.

Allí, en Sin City, las armas se alquilan por un porcentaje de la ganancia del choreo. Allí, en esa ciudad del pecado que quienes viven en Disneylandia no quieren visitar ni conocer.

Rubén Boggi

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