Lo que vendrá tras el balotaje

8 noviembre, 2015
Lo que vendrá tras el balotaje
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El elenco estable de políticos neuquinos se ha expedido mayoritariamente –algunos en la intimidad, otros en público- por la posibilidad casi inevitable de que Mauricio Macri sea el próximo presidente de los argentinos. Esto, obviamente, no quiere decir que Daniel Scioli ya tenga perdido el balotaje. Es apenas la sensación predominante en Neuquén, así como en la mayoría de los distritos políticos del país. Sin embargo, el balotaje no medirá sensaciones, sino votos concretos. Será, pues, el pueblo, esa entelequia que pretende revivir en su existencia concreta y protagónica, el que tendrá la palabra, y la decisión de modificar la realidad.

Mientras, cada quien a su juego. Neuquén es un hervidero de posibilidades en el reducido aunque ampuloso olimpo de la gran administración pública del poder. El recambio generacional tan promocionado en el MPN, con Omar Gutiérrez a la cabeza del Ejecutivo y Rolando Figueroa liderando el Legislativo, ha alentado un sinfín de especulaciones acerca de cómo quedará conformado el equipo de gobierno que asumirá el 10 de diciembre, con Macri o con Scioli como presidente de la Argentina, en un contexto económico muy difícil, que afrontará un ajuste inexorable de las cuentas públicas, con el objetivo de recomponer reservas del Central, reducir la inflación, depreciar el peso para que asuma su paridad real con el dólar, y sincerar variables hasta ahora ocultas, dentro de las cuales está la energética, con necesidad imperiosa de terminar o al menos reducir distorsiones, y blanquear precios y tarifas que permitan abrir el gradual sendero hacia una verdadera sustentabilidad de los recursos.

Omar Gutiérrez enfrentará un enorme desafío, del cual es plenamente conciente. ¿Cómo se prepara para ser gobernador? No responde linealmente cuando se le hace esa pregunta. Sabe que tiene dos caras el interrogante. Una es la del plano personal, que remite a una preparación desde el individuo y su familia. La otra, el proceso de asunción de la tremenda carga pública, para lo que se ha venido preparando con intensidad desde la misma función como ministro de Economía de Jorge Sapag: esa cara la tiene más ejercitada y le produce menor impacto emocional.

El equipo que tiene in péctore Gutiérrez saldrá de una combinación entre la continuidad y la innovación. Él no ha pronunciado ningún nombre, y posiblemente no lo hará hasta que pase el 22 de noviembre con su carga de definición casi absoluta. Pero se comenta que habrá continuidad para algunas figuras, como Gabriel Gastaminza, como Mariano Gaido; que es posible que se incorpore a Pablo Bongiovani (concejal-diputado electo) en el Ejecutivo, tal vez en lo que hace al trabajo social; que está muy cerca del equipo de trabajo que asumirá en Educación la ex diputada Cristina Storioni.

Más allá de los nombres que se pronuncian casi con ansiedad en el acotado pero ampuloso olimpo del MPN, hay una gran expectativa por el rol que cumplirá Jorge Sapag, pues –se dice- dependerá del resultado del balotaje. Cuando se veía la posibilidad de que el triunfador, aún en primera vuelta, sería Daniel Scioli, se descontaba algún rol nacional de importancia para el gobernador saliente: en Energía, vinculado a YPF, y hasta como eventual embajador en algún país importante. Pero tras la primera vuelta y el encumbramiento en las posibilidades de Macri, se comenzó a evaluar que Sapag posiblemente se quedara en Neuquén. Si así fuera, la influencia, explícita o no, sobre el gobierno de Gutiérrez, se tornaría más posible, más cercana a una realidad hipotética. Algunos ven esto con preocupación; otros, con una especie de alivio. Sin embargo, no es más que una especulación sobre el futuro, es decir, no existe más que en el plano de las elucubraciones teóricas sobre algo que todavía no ha sucedido.

También hay especulaciones, menores, pero igualmente importantes para quienes trabajan desde la política en el distrito capitalino. Aquí, todos miran, analizan y desentrañan las actitudes del intendente reelecto, Horacio Quiroga. El hombre pretende protagonizar un cuarto gobierno al frente del Municipio más importante que deje definitivamente marcado en el historial político una impronta singular, de realizaciones concretas, de obras transformadoras. Ya dijo que habrá, en su gabinete nuevo, un alto porcentaje de continuidad de funcionarios. Igual, tendrá que reemplazar algunas vacantes que dejarán funcionarios electos, como es el caso de Francisco Sánchez, y de Juan Monteiro. La presunción es que Quiroga promoverá figuras, afirmado en una convicción creciente, la de probada fidelidad a su liderazgo, con apuesta además a la juventud. Una de las nominaciones que ha trascendido, y que seguramente se confirmará en poco tiempo, es la de su hija, Ivana Quiroga, quien se haría cargo de la conducción del Museo Nacional de Bellas Artes, la institución cultural más importante que maneja el Municipio, en convenio con la entidad madre, que depende del gobierno nacional.

Quiroga, más allá de las designaciones que anuncie, parece decidido a desmentir en los hechos su anuncio de jubilación tras el período que comenzará en su cuarta intendencia. Ha hecho campaña con el Cambiemos de Macri usando a su propia gestión como ejemplo de lo que puede venir. Ha marcado diferencias en la concepción concreta y práctica de la administración del Estado. No ha dejado de combatir con intensidad ni un segundo, después de su éxito en la reelección, al modelo del MPN. La proyección de la realidad posible indica que gane quien gane el 22, el MPN lucirá su habitual ubicuidad ideológica para sustentar rápidamente un acompañamiento. Pero tendrá, inevitablemente, que enfrentar la opción que comenzarán a vender con rapidez sus opositores. Si gana Macri, allí estará Quiroga luciendo el estandarte de mejor posicionado. Si gana Scioli, lo propio hará su nuevo socio en la esperanza del 2019, Ramón Rioseco.

La oposición ha aprendido algo: a la ubicuidad del MPN, le responderá con la misma receta. Una cara para cada ocasión, porque lo importante es sumar poder, para llegar al Poder con mayúscula.

Este proceso, salga como salga, será irreversible.

Rubén Boggi

 

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