La boca llena con la herejía del gol

27 junio, 2015
La boca llena con la herejía del gol
argentina
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Carlos Tévez avanza, se pone para su perfil siempre mirando al arquero, golpea la pelota con el empeine de su pie derecho, y el balón sale despedido hacia el medio del arco, pasa levemente por encima de la estirada del súper Ospina, llega a la red, abre las bocas de todos, y Argentina pasa a semifinales, y derrota por fin a Colombia.

Hasta ese momento de la inolvidable redención de Carlitos, el partido había sido un exasperante empate, donde el seleccionado de Martino no había podido marcar diferencia. Hasta ese momento, con la previa, es necesario aclarar, atajada de Romero, que posibilitó que Tévez hiciera justicia. Hasta ese momento, Argentina pagó demasiado caro el único defecto grande que ha mostrado en la Copa América: su tremenda racha negativa con el gol.

Es una paradoja, porque Argentina tiene cuatro de los más grandes goleadores del mundo contemporáneo. Está Messi, en primer lugar, y está Agüero, y está Higuain, y está Tévez. Cada uno es o ha sido goleador de su equipo, en Europa, en las grandes competencias. Pero hasta ahora, en Chile, han errado más que convertido.

Argentina, así, llegó a semifinales arañando resultados, pese a no dejar dudas de superioridad en el control y el manejo del juego. Contra Colombia, fue abrumadoramente superior. Chocó contra el formidable arquero Ospina, chocó contra la mala puntería, y hasta con esa salvada impresionante de Murillo, cuando la pelota ya pasaba la línea, después de una corajuda arremetida de Tévez.

Fue necesario llegar a los penales, agotar la primera tanda, sufrir el empate hasta el último momento. Argentina juega muy bien al fútbol. Está en semifinales de la Copa América. Pero todavía no da seguridades, porque parece sufrir un oscuro maleficio que desdeña esas tres letras sagradas, las que forman la palabra gol, las únicas que sirven, las que deberán ganarse con osadía hereje, si la religión no alcanza (RDV).

 

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