Entre la consigna y el apuro, el pacto petrolero

6 junio, 2014
Entre la consigna y el apuro, el pacto petrolero

[caption id="attachment_29270" align="alignleft" width="277"]Go-Home La consigna de otros tiempos, actualizada.[/caption]

Hay un relato en paralelo entre los paredones ajados de panfletos de los 70 y la disimulada controversia entre Nación y las provincias por la nueva Ley de Hidrocarburos. Disimulada, porque lo que aparece en superficie es una disputa clásica y diplomática.

Pero en las charlas personales y telefónicas de las últimas horas, rechinan los dientes antes de cada admonición. Y al discurso le florecen improperios.  De un lado están algunos que se supieron enchastrar las manos de engrudo en los 70, y del otro –como diría Larralde- algunos “mocosos sin sombra e’ barba” que ni gateaban mientras había gente que se jugaba el pellejo por la Patria.

El lunes será día de mostrar las cartas. Cada uno dirá cuánto tiene, cuánto miente y hasta dónde está dispuesto a llegar.  Luego de estas fintas retóricas, es lógico apurar el trámite en beneficio del lector y preguntar sin ambages de qué va este asunto de una nueva ley de hidrocarburos.

Y aunque no coticen en bolsa, es momento de hablar de muertos y de presos. De decir, tal vez allá,  en la Casa Rosada, que ese muchacho Miguel Galuccio es un buen gerente, pero que no sabe un rábano de política.

¿YPF defiende sus intereses o los intereses de Chevron? ¿Galuccio, qué tan amigo es de los yanquis y qué tan enemigo es de los gobernadores?  Rechina el acero en el cruce de cada pregunta.

Un encorvado hombre de campera negra y bruxismo evidente comentó al salir de la Rosada que ambas partes se acusan por lo bajo de muleros. Que los gobernadores quieren quedarse con una tajada, una tajada que es preferible que sirva de estímulo a los inversores. O a los representantes de estos poderosos empresarios del norte, rubios, de ojos azules, y de castellano modelado a martillazos. Gringos al fin. Yanquis.

El consultor, que ahora tiene una encuestadora, desliza que el fiel de tan delicada balanza es Carlos “El Chino” Zannini, hombre de la Presidenta. Pero Galuccio también lo es, y está cobrando estatura de héroe por su gestión en pos del autoabastecimiento energético.

Zannini escucha historias de los 70, de aquellos jóvenes que padecieron cárcel y tortura por defender unos ideales, cuando el muchachito Galuccio aún no había nacido. Chocarán el lunes. El borrador de la ley es un campo de esgrima. Van y vienen las consultas. Y las sospechas. Pero una idea se apoltronó en el despacho del hombre fuerte del gobierno: No hay que hacer el ridículo.

Con estas cartas en juego, el lunes se sabrá quién gritará -de modo simbólico claro-, “fuera yanquis de América latina”, o quien dominará los desiertos petroleros para ofrecerlos  -sin negociar un acre con las provincias-  a los inversores extranjeros.  Se sabrá si se derramará más o menos para las provincias, y esa será la cuenta final que se deberá tener en cuenta. Por el resto, tendremos risas, discursos y frases hechas.

Ignacio Mon

Te puede interesar
Últimas noticias