El senador y el pibe chorro

6 diciembre, 2012
El senador y el pibe chorro

[caption id="attachment_15442" align="alignleft" width="258"] El senador neuquino Horacio Lores (foto archivo).[/caption]

El senador Horacio Lores salió de la cabina del cajero automático y a los pocos pasos sintió un pinchazo en la espalda y una voz nerviosa que le pedía toda la plata.

Fue el martes, en pleno micro centro de la capital neuquina. El autor de la amenaza, un pibe. Tenía un cuchillito, una navaja según la jerga policial acostumbrada. “Dame la guita que sacaste recién del cajero”, le dijo.

Horacio Lores es senador nacional desde el 2007. Es médico, fue parte del intenso trabajo que se hizo en etapas fundacionales del sistema de salud provincial. Fue funcionario político en gobiernos neuquinos. Es dirigente del MPN.

Pero en ese momento de ese martes de esta semana, fue nada más que un ciudadano como cualquiera, apretado por la violencia del delito, conminado por esa combinación difusa que apasiona a sociólogos de entrecasa, entre la justificación social de la marginalidad, la necesidad de cumplir las leyes, la fragilidad de los conceptos que difieren en los métodos para tal fin.

Lores no fue Lores, el senador sentado en su banca, pronunciando discursos, votando leyes, negociando con sus pares, hablando con el gobernador sobre los grandes temas de relación entre la provincia y el gobierno de Cristina Fernández.

Lores fue Lores el ciudadano de a pie, el que por otra parte siempre ha sido, pero ahora desnudado por esta rara democracia del delito que iguala en sentido perverso a todos.

El senador le dio la plata al pibe chorro, que se fue corriendo.

El senador no hizo la denuncia, convencido tal vez como  pocos de que de nada valdría.

En ese ancho campo de la realidad extramuros, no hay fueros que protejan de pibes chorros que dudosamente lleguen alguna vez a ocupar una banca en el Senado.

 

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