Fin y principio para una Neuquén inestable

2 diciembre, 2012
Fin y principio para una Neuquén inestable

A medida que se acerca el fin de año, aumenta una inquietante sensación de zozobra acerca del año que comenzará. No solo porque será un año electoral, sino porque esa característica vivirá en un contexto de –como lo define el propio gobernador Jorge Sapag- estrechez económica. Veamos aquí algunos de los datos a tomar en cuenta:


  • Súper-presupuesto para manejar la crisis: el proyecto de presupuesto presentado por el Ejecutivo neuquino es de casi 13 mil millones de pesos. Esa cifra de gasto se estima para el funcionamiento estatal del año electoral. Más de 80 por ciento se irá en gastos corrientes, es decir, gastos solo para asegurar la continuidad de la corporación que administra la provincia. A su vez, el 57 por ciento del total se irá en pagar salarios. Mientras, los recursos se anticipan menguantes. A tal punto que las regalías implican un nivel menor de ingresos que el correspondiente a la coparticipación de impuestos, y que la recaudación de impuestos provinciales. Eso, pese al anuncio presidencial que levanta el techo del precio del gas hasta 7,50 dólares. Es un presupuesto que no se aprobará este año, sino el siguiente, y tiene una tremenda relatividad: sigue indicadores del INDEC, para la inflación, la estimación del dólar, y otras cuestiones macroeconómicas. Es decir: la primera batalla electoral que se librará en el 2013 será en el ámbito legislativo, con un MPN inestable, una oposición en continuo reacomodamiento, y con el dinero a repartir –escaso- como principal objetivo.

  • La utopía petrolera y la realidad petrolera: Coexisten en el fin de este año y lo seguirán haciendo el año próximo dos dimensiones de la misma realidad. Una es lo que puede ser la explosión del potencial de hidrocarburos; la otra es la que funciona con la medida concreta que la política nacional le asigna. Lo de los 7,5 dólares de precio para el gas a Neuquén no le implica mejorar casi nada en lo inmediato, porque seguirá vendiendo su mayor volumen de producción a dos dólares y medio, ya que en el reparto de abastecimiento le toca a la provincia satisfacer la demagogia de mantener barato el gas que se consume en los hogares. Llama la atención que pocos neuquinos han advertido que a Neuquén le siguen sacando el gas a precio vil, mientras se enarbola una mínima zanahoria para esbozar un futuro más agraciado. Esto redundará en política en los posicionamientos ya esbozados: el MPN oficialista, haciéndose cargo de la versión K del relato petrolero, con matices de reclamos en función de su historia de impostada independencia; la oposición que pretende representar Horacio Quiroga (NCN-UCR), acentuando su crítica al manejo K de la política energética, volcando su énfasis sobre el rol que ha tenido de complacencia hacia ella el oficialismo provincial; y la oposición de la “tercera posición”, que pretende ser acaparada por Ramón Rioseco, aun poco creíble en sus gestos ampulosos de proyección provincial, con una visión híper pragmática del tema petrolero, negociando con el kirchnerismo y el sapagismo fundamentalmente para obturar el crecimiento de Quiroga.

  • La utopía capitalina y la realidad capitalina: Todo lo que hace el MPN ahora, y lo que hará el año próximo, toma en cuenta fundamentalmente el cómo y cuándo desactivar la amenaza quiroguista para el 2015; pero al mismo tiempo, esa incidencia fuerte del distrito capital en la política tiene su contracara de ocupación y preocupación hacia el MPN de parte de su protagonista principal, el Intendente que quiere ser Gobernador. La utopía es extrapolar un modelo probado en el Municipio en tres gestiones, con un intermedio accidental protagonizado por el fracasado proyecto de Farizano; la realidad es que nada de eso se puede hacer sin tener en cuenta la dialéctica de la negociación y la confrontación entre un gobierno y otro, entre el Intendente y el Gobernador. Lo importante aquí es ver cuánta energía se gasta en la construcción de una opción política seria desde el Municipio, sin afectar, o afectando positivamente, la propia gestión; mientras que paralelamente hay que verificar cuánta energía debe poner el gobierno del MPN en desgastar al adversario sin que eso implique perjudicar al Municipio más importante de manera, por decirlo así, grosera, y por ende contraproducente para sus propios intereses electorales.

  • La pelea que ya empezó y que seguirá: Hasta ahora se han verificado dos frentes de batalla entre el Municipio y el Gobierno provincial. El primero es el que tiene como protagonista al EPAS, con el escenario concreto del mal servicio de un tema esencial como es el abastecimiento de agua potable, y el saneamiento de  la contaminación permanente que implica una ciudad tan grande clavada en un ambiente frágil por su alta dependencia de los ríos. El segundo fue el que precipitó la tragedia del supermercado Cooperativa Obrera, con sus implicancias todavía impredecibles en el corazón de las decisiones políticas. Los dos temas mantienen muy ocupado al gobierno de Quiroga. A ese equipo político de pocos incondicionales, se le suma hasta el 16 la ocupación en la interna de la UCR, que Quiroga pretende ganar con Juan Carlos Galvañ como candidato, Alejandro Vidal y Eduardo Benítez como adversarios, y el resto de los referentes radicales jugando sus fichas como árbitros de esa pelea central. O sea, la gestión es complicada: contempla simultáneamente el gobierno de las dificultades diarias ejecutivas; el de las permanentes negociaciones que se dan en el ámbito legislativo del Deliberante; el de la construcción política de Nuevo Compromiso con su proyección hacia la interna de la UCR; y el de la colonización permanente de todos los nichos del MPN que se pueda conquistar. En este contexto sintetizado, lo más difícil es mantener el empuje del puñado de dirigentes que rodean a Quiroga. ¿Habrá cambios en el Gabinete, como se anticipó en la editorial anterior? Sí. Por lo menos, dos funcionarios serán cambiados o reasignados.


Hay muchas más cuestiones que considerar. El frente sindical, por ejemplo, con una influencia desde el gremio ATEN que puede ser importante a partir del conflicto que se avizora como seguro, por ejemplo, en las escuelas (una vez más, en pleno año electoral). Sapag consiguió llegar al final del ciclo lectivo pedaleando la negociación con el sindicato, ayudado por la circunstancia de que hubo elecciones y cambió la conducción, por lo que durante ese proceso los sindicalistas estaban ocupados en dirimir su interna. Pero lo único que se ha logrado es retrasar el conflicto inexorable. Ahora vienen las “vacaciones”, pero en febrero habrá que definir cómo se empiezan las clases. No es un problema menor.

En realidad, ningún problema es menor en esta Argentina que todos los días da un paso más hacia el estallido de la burbuja de bienestar. No se trata de ser agorero: es honestidad intelectual admitir que el país transita hacia el sinceramiento, y que ese tránsito necesariamente será doloroso.

También en Neuquén.

Rubén Boggi

 

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