Se esperan cambios en Neuquén

18 noviembre, 2012
Se esperan cambios en Neuquén

En un escenario que inexorablemente deriva hacia una mayor incertidumbre económica, los principales protagonistas del presente político neuquino acomodan y vuelven a acomodar las piezas de su entorno. Se busca la mayor eficiencia para un año electoral que estará afectado por fuertes presiones. Los equipos de gobierno crujen: algunos cambios vendrán.

En el gobierno de Jorge Sapag hay, además de funcionarios que repiten como loros “estamos muy contentos”, presos de una impostación de la alegría diseñada para los tiempos difíciles, necesidad de reajustes. Por ahora, la pulseada interna es ganada por quienes representan y practican la filosofía positivista de la conquista del renacimiento petrolero.

Sapag evalúa cómo fabricar recursos ante el deterioro constante de la producción de hidrocarburos y sus negativos efectos en el Tesoro provincial. Poco a poco, Neuquén se prepara para enfrentar la coyuntura “a lo MPN”. El retraso en las decisiones nacionales sobre mejores precios es un amenaza a la gobernabilidad, y se ha comenzado a diseñar ya un plan para, mediante nuevas prórrogas a concesionarios de yacimientos, generar otro ingreso extraordinario, un nuevo impacto cash para las insaciables arcas estatales.

La incertidumbre más grande es cómo funcionará esto en un contexto de acrecentadas dudas del mundo sobre la confiabilidad argentina. La semana pasada cerró con un pronunciado derrumbe en la cotización de bonos nacionales, y un correlativo incremento del riesgo país. El fantasma de un default técnico tiene existencia propia, más allá de las bravuconadas ideológicas sobre la soberanía financiera del país. El auxilio permanente sustentado en los fondos de ANSES, de las reservas del Banco Central y del Banco Nación, no da para mucho más. El escenario, como decíamos, es de una mayor incertidumbre económica.

En este contexto, Sapag evalúa si ajusta o no el Gabinete para la coyuntura que abre el año próximo. Hay quienes dicen que habrá cambios sí o sí. Cambios, afirman, en función de los resultados, no por caprichos o subjetividades. Cambios también por las elecciones parlamentarias, que el MPN pretende enfrentar con ánimo ganador para posicionarse ya rumbo al 2015.

Lo que se pretende barrer es la sensación de desgaste que pesa sobre algunos funcionarios. Es para que no contagie la imagen del propio gobernador. Se cumplirán ya en diciembre cinco años de gestión, con fracaso en dos temas clave: Chihuido I, y mejor precio para el gas. Y no todo se corregirá por el supuestamente inexorable renacimiento petrolero, ya que el escenario mundial presenta novedades. La más importante de todas, que Estados Unidos se autoabastecerá de combustible y hasta tendrá para exportar, gracias a las técnicas no convencionales. Esto puede influir en los precios internacionales, no para aumentarlos, sino al revés, para que bajen.

El otro equipo de gobierno que puede recibir cambios e innovaciones es el del intendente Horacio Quiroga. El gobierno de la capital neuquina es el segundo presupuesto estatal en importancia después del Estado provincial. Es, también, el distrito político más relevante. La capital es al gobierno provincial lo que la ciudad de Buenos Aires es al nacional. Es más: la comparación trasciende lo objetivo, para sucumbir a la necesidad política de reconocer en Quiroga no solo al principal opositor, sino también al hombre que hay que (sí o sí) comparar con Mauricio Macri.

Quiroga posiblemente haga algunos retoques. De hecho, lo cierto es que se está evaluando como parte del necesario balance del primer año de gestión. También para el quiroguismo el 2013 es un año electoral importante. De hecho, comienza este mismo año, el 16 de diciembre. Esa es la fecha de la interna en la UCR neuquina, y el quiroguismo quiere reconquistar la conducción de ese partido, para después encarar un proceso de construcción en el que se armonice una política de alianzas que desde lo práctico podrá instrumentar, sin ataduras ni condicionamientos, el Nuevo Compromiso Neuquino.

Es dable esperar que haya cambios, entonces, en los dos equipos de gobierno. Mayores o menores, todavía no se sabe. Pero es la exigencia de una hora de relaciones que fluctúan todo el tiempo entre la confrontación dura, abierta y caliente; y la negociación tensa, racional y fría. De esta polaridad entre la conducción política del Estado provincial y la del Estado municipal capitalino, surgirá el resultado del 2013, y se trazará el camino hacia el 2015.

Se verá, por ejemplo, cómo se resolverá el tema del contrato de concesión con el EPAS. Es una especie de caso testigo en un tema muy sensible, porque afecta directamente a los ciudadanos capitalinos. Y es atravesado por los distintos enfoques. Allí donde el MPN ve subsidiaridad del Estado, prioridad en el servicio social, laxitud en los controles porque el fin justifica los medios; el gobierno de Quiroga ve la necesidad de conseguir eficiencia de la empresa del Estado, sustentabilidad a partir de la tarifa, y subsidio estatal solo para inversiones y obras concretas.

El terreno, es cierto, se prepara para la competencia, y esa competencia se juega desde el principio de cada gestión. Es decir, de qué consigue cada gobernante con su gobierno.

Como nunca antes, la contienda electoral en Neuquén puede presentar un rasgo casi inédito: dos modelos de Estado compitiendo en función de resultados.

Rubén Boggi

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