Chispas que inauguran nuevos escenarios

7 octubre, 2012
Chispas que inauguran nuevos escenarios

Bastó un gesto, una nada, para que un nuevo chispazo explotara entre el MPN y el oficialismo municipal,  que pretende desarrollar el Nuevo Compromiso Neuquino hacia el 2015, con estación en el 2013.

Los concejales del MPN propusieron declarar la “emergencia” cultural y deportiva en la ciudad. El propio Horacio Quiroga se ocupó de contestar, rebajando la iniciativa al nivel de las chicanas.

Pero no fue esto lo revelador, porque en definitiva todo quedará en la anécdota, y probablemente la cultura y el deporte neuquino sigan tan mediocres como casi siempre. Lo sugestivo fue cómo, tanto de un lado como del otro, se empezaron a cruzar dardos envenenados. Fue, evidentemente, un anticipo de lo que viene, un vistazo fugaz a un futuro que prepara un duro enfrentamiento electoral, tal vez el más interesante desde 1983 a la fecha.

El MPN ya no puede seguir sin plan B. Se le termina la batería a la propuesta de re-reelección, antes de arrancar. Es una vía que depende excesivamente del contexto nacional y aun internacional. El gobierno de Cristina Fernández se desprestigia a nivel acelerado, a tal punto que preocupa a todos, no solo a ella y sus funcionarios. No parece haber horizonte para iniciativas que se afirman en la fortaleza, nunca en la debilidad.

En los ansiosos cuarteles políticos de Horacio Quiroga se dice que la re-re no goza de apoyo mayoritario, ni siquiera en el propio MPN. “Hay 56 por ciento de rechazo en el MPN a la re-re”, aseguró uno de los íntimos del Intendente capitalino, haciendo mención a una encuesta reciente. El mismo informante destacó que en la ciudadanía de la capital la re-re tiene un rechazo de 70 por ciento, y en la provincia supera el 60 por ciento.

Por eso, se concentran en las elecciones del año próximo, que está cerca ya, no solo en el calendario sino en las ocupaciones políticas. Igual que en el MPN, partido que debe elegir candidatos legislativos muy cuidadosamente, porque la competencia será dura, y casi determinante para las opciones futuras.

El Plan B, no obstante, no aparece siquiera sugerido por el gobernador Jorge Sapag. En un contexto nacional sacudido por la asonada salarial de gendarmes y prefectos, se intenta leer la realidad más rápido de lo que esta transcurre, con cierta desesperación. La asonada de los uniformados esta vez no trae grandes enunciados para “salvar” a la Patria, sino apenas reclamos salariales, y por ende potencia la gran discusión que parece escenificar lo que el año que viene traerá a las urnas: el tema de la inflación, que es el tema de la economía, que es el tema de la gestión política.

Casi nada….o casi todo. Los ciudadanos no suelen quejarse por el desbalance entre importaciones y exportaciones, ni conmoverse demasiado por el volumen de las reservas o los indicadores como el riesgo país. Pero cuando la economía se mete directamente con cada uno y su familia, entonces se mira al gobierno con ojos críticos, y no hay discurso progresista que remedie el descontento.

Jorge Sapag sigue gobernando por episodios. El actual corresponde a la puja con los gremios estatales, y el argumento ha sido escrito en función del contexto inflacionario, y en medio de las vacilaciones tremendas del gobierno de Cristina Fernández, que como no acierta a resolver la crisis energética, ni aun con YPF estatizada, condena a las finanzas neuquinas no solo a un deterioro sostenido, sino también a una cruel incertidumbre.

Se negocia con el sólo propósito de que haya paz social, aunque más no sea en la superficie de las cosas. Es una negociación casi disparatada desde lo racional: el gobierno que afirma no poder pagar más aumentos salariales este año, ofrece como opción la incorporación de más empleados a la planta estatal. Así, lo único que se conseguirá (y todos lo saben perfectamente) es aumentar el problema para el año que viene, porque la masa salarial global afirmará su tendencia de crecimiento desfasada de los recursos reales.

Pero Sapag necesita pedalear estos meses sin cortes de ruta, o sea, sin que se torne ingobernable la provincia al entrar en un espiral de conflictos desmadrados. Lo hace no porque tenga conocimiento del futuro (no es adivino) sino porque está obligado a creer en sus propias afirmaciones: el año que viene, según esta profecía, aumentarán los recursos por regalías, impuestos y demás cuestiones vinculadas al gas y al petróleo.

El Plan B no existe. El Plan B se improvisará en el momento, e implicaría necesariamente la súbita aparición en escena de todos los sectores internos del MPN que apuestan al no a la re-re, a la renovación, y también a un cambio de estrategia, para inaugurar una vez más una opción dentro de la continuidad que sirva para el 2015.

¿Quién mira con atención este devenir de factores concatenados en creciente aceleración? En primer lugar, Quiroga.

Quiroga pretende conseguir una UCR amiga y leal en diciembre. Para eso viene trabajando desde hace tiempo. El candidato a presidir el partido que hoy conduce Alejandro Vidal, sería Juan Carlos Galvañ, un radical que fue diputado en el período 1987-1991.

El Intendente capitalino pretende que el radicalismo lo acompañe ya en el 2013. Y construir desde allí, en esa confluencia entre el NCN y la UCR, una opción electoral más firme que las habituales, para enfrentar tanto al MPN  como al PJ kirchnerista.

Por eso los chispazos que se vieron en la semana pasada tienen una razón de ser, que no por obvia, es menos importante. La política comienza a olfatear la contienda electoral, el encumbramiento de algunos y la decadencia de otros. Y está bien. Siempre y cuando sirva para que las cosas mejoren.

Rubén Boggi

 

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