Un pibito con aires de guapo

4 octubre, 2012
Un pibito con aires de guapo

El pibito de entre 8 y 10 años entró a la escuela enojado y con aires de guapo. Tenía ganas de pelear. Junto a él había un grupo de cinco o seis adolescentes. Entre ellos, algunas chicas. Ninguno llegaba a los 18 años.

Todos venían a pegarle a una piba de 13 años con la que ya habían tenido un altercado cerca de la escuela, la EPET 5, ubicada en Belgrano al 4.000. La chica, con una patineta en mano, había buscado protección dentro del establecimiento, como manda el protocolo que elaboraron las autoridades educativas en caso de peligro. “Si les pasa algo cerca de la escuela, se vienen corriendo”, fue la consigna.

Lo cierto es que la chica entró y denunció que le querían pegar. Cuando el director tomó el teléfono para llamar a la Policía cayeron los agresores. La querían seguir adentro.

“¿Quiénes son los malos acá?”, vociferó el pequeñín que parecía liderar el grupo. Algunos se rieron. No podían creer que un chico de esa edad tuviera una actitud de patotero.

Intervino un portero grandote que mide como dos metros para tratar de apaciguar los ánimos. “¿Y a vos qué te pasa?”, desafío el chiquito.

La cuestión es que las pibas que lo acompañaban comenzaron a insultar a un grupo de chicos. Se sumaron otros adolescentes más grandes que también venían con ganas de pelear. Y se armó una pequeña batahola, mientras el director y el grupo de celadores y auxiliares trataban de frenarlos.

Volvieron a llamar a la Policía y cuando llegó el patrullero volaron comenzaron a volar las piedras contra el móvil. Y después se fueron corriendo todos, incluido el pibito con actitud de guapo.

El relato de lo que ocurrió en la escuela estuvo a cargo del director, Mario Arias, quien se comunicó con LU5 y dio la noticia.

Dijo que es común este tipo de agresiones, que la mayoría de los pibes patoteros pertenecen a una familia que vive cerca de la escuela y que la Policía ya los tiene identificados, pero que es poco lo que puede hacer.

Aseguró que son los mismos los que asaltan a los alumnos cuando vienen a estudiar y les pegan y los asustan. Y que las chicas son chicas, pero también roban y reparten piñas como los varones.

Como medida preventiva, el director decidió suspender las clases para evitar males mayores. Tenía miedo que volvieran durante la tarde a tomarse revancha y las cosas pasaran a mayores.

Todo esto ocurrió en la EPET 5, en Belgrano al 4.000. Fue en el oeste de Neuquén, un territorio difícil. Un lugar donde algunos chicos hace rato perdieron la inocencia, las chicas derribaron el mito del sexo débil y los modales femeninos y pibitos de 8 o 9 años desafían y encaran a cualquiera. Como si fueran hombres. Con aires de guapos.

Mario Cippitelli

 

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