El MPN, entre gritos y susurros

8 septiembre, 2018
El MPN, entre gritos y susurros
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Una ansiedad intensa distingue al MPN en estos días. Se sabe que el momento es clave, que es determinante. También que no hay unanimidad, ni cerca. Todos aman a Vaca Muerta y sus posibilidades. La magnitud del amor se equipara a la del odio en la competencia por ser el patrón de ese futuro inquietante, ese Nirvana esbozado por la febril imaginación del dólar y el petróleo combinados.

Omar Gutiérrez trabaja a destajo en el armado de su estrategia para asegurar la reelección. Ya tiene el partido organizado para fijar fecha para las internas. Pero eso no es lo más importante, sino la confluencia de movidas que garanticen una fuerte participación y aventar cualquier duda de discusión acerca de su eventual continuidad.

En ese camino, se evaluaba hacer coincidir la interna para gobernador y vice, con la elección de candidato a intendente para la capital provincial. Como se sabe, ya hay varios precandidatos armados para esa contienda, como por ejemplo, Mariano Gaido y Luis Sánchez, dos integrantes del actual Gabinete. Habrá otros, seguramente. A Gutiérrez no le importa cuántos, sino que haya una buena cantidad de esos aspirantes que respalden su reelección. Así garantizaría dos hechos simultáneos: una buena participación, y más votos a su favor.

Todo esto ocurre en medio del silencio táctico de Rolando Figueroa. El vicegobernador no ha hablado oficialmente. Quienes están muy cerca, tampoco, pero se permiten especular acerca de la cavilación profunda de quien ha planteado la rebeldía como bandera. Dicen que algunos de sus asesores le han recomendado que presente candidatura por afuera del partido, para no sucumbir a las trampas inevitables. También dicen que hay otros que le recomiendan lo contrario: dar la pelea interna: “si no gana, igual gana”, sostienen, pensando en el posicionamiento hacia el 2023.

La ansiedad intensa corre como una corriente eléctrica, y el MPN se recarga como una vieja batería que se niega a ser cambiada. El escenario nacional no aporta tranquilidad, aunque sí oportunidades políticas de coyuntura. Vale la pena amagar oposiciones, sobre todo si se trata de obviedades populistas, como la cuestión de los subsidios. Sin embargo, será difícil que Gutiérrez niegue su respaldo al presupuesto que Mauricio Macri necesita. Entre otras cosas, Vaca Muerta le exige mucha prudencia en temas que involucran inversiones.

La prudencia corre en las dos direcciones. El gobierno nacional también sabe que no puede cometer más errores que los que ya cometió. Si bien es su mecánica (equivocar y corregir), se torna ya muy desgastante. Por eso arrugó con el tema de la tarifa social eléctrica; y, si sigue adelante con delegar el subsidio al transporte público a las provincias, lo hará canjeándolo por mayores ingresos asegurados en la coparticipación federal de impuestos.

Macri procurará conseguir sí o sí el respaldo de los gobernadores. Sin embargo, no negociará electoralmente. En Neuquén, pueden equivocarse muy feo aquellos que dan por sentado que el Presidente jugará a favor del MPN. Los antecedentes que hay en la materia (el kirchnerismo) confirman que quien está en el gobierno nacional juega en este distrito tan singular, en todo caso, a dos puntas. Es un “ganar o ganar” que le viene muy bien a cualquier gobierno, y a este también. Eso no le quitará intensidad al armado que se haga para competir con el MPN, pues la cucarda mayor no es nada despreciable ahora que Vaca Muerta se potencia y revela como una de las herramientas necesarias para sacar al país del pozo.

Rubén Boggi

 

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