Mapuches y gobiernos, en continuo litigio

La relación entre las organizaciones mapuches y los gobiernos locales se complica: cada vez con mayor frecuencia, se suceden episodios condenados inexorablemente a grandes (aunque a veces efímeros) titulares en la versión mediática de principios de siglo XXI, que suele caracterizarse por la grandilocuencia antes que por la sustancia.

Este martes, por ejemplo, reventó el tema asociado a Facundo Jones Huala en el sur rionegrino-chubutense. Primero usurparon el hotel de Villa Mascardi, después cortaron la ruta 40, y luego tomaron la sede de Parques Nacionales. Los protestantes piden la liberación de Jones Huala, nada nuevo. El gobernador rionegrino, rápido, identificó la movida como perteneciente a la insurgencia mapuche, identificada al menos en el plano teórico con la Resistencia Ancestral, la ya célebre RAM.

En Neuquén hubo también un episodio, de menor violencia. La Confederación Mapuche salió a denunciar un posible desalojo de unas tierras que –afirmó Jorge Nahuel- les había concedido (50 hectáreas lindantes con Colonia Nueva Esperanza, en la meseta capitalina) en 2011 el entonces intendente Martín Farizano.

Pero el gobierno de Horacio Quiroga dijo que mal se puede desalojar un predio en donde no hay nada ni hubo en todos estos años. Hernán Ruiz, el subsecretario de Tierras municipal, dijo que esas tierras siguen perteneciendo al municipio, pues el Concejo Deliberante nunca se expidió al respecto, y el Municipio no puede ceder tierras de su ejido si no es con aval del Deliberante.

Las comunidades mapuches que habían recibido la tierra en 2011 son Newen Mapu y Puel Pvjv. Ahora, el tema, posiblemente, encuentre una única solución, a través de lo que determine la Justicia.