Satisfacciones y desdichas alrededor del Ruca Che

12 mayo, 2018
Satisfacciones y desdichas alrededor del Ruca Che
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Cuando se carga una fecha con expectativa política, después hay que hacerse cargo,  una vez transcurrida, de lo que efectivamente ha provocado. Estos casos generalmente se miden en niveles, que van de la satisfacción plena a la insatisfacción aguda. Tratándose de un acto político, que pretendía a la vez medir respuestas a una convocatoria, estos niveles se chequean entre organizadores y convocados. Nunca coinciden plenamente.

En el MPN, hay que decirlo pues de esto se trata, no habrá coincidencias en casi nada. Salvo en lo obvio, en lo que no hace daño. Por ejemplo: hubo coincidencia (al menos formal y pública) en repudiar a los maestros de ATEN que, hace poco, persiguieron al gobernador Omar Gutiérrez por las santas intimidades de la Catedral capitalina. También en hacer lo mismo con los igualmente maestros sindicalizados, que impidieron el libre tránsito de la ministra de Educación, Cristina Storioni, en una escuela de Centenario.

En estos casos es fácil encontrar la motivación del repudio unánime, incluso dentro del MPN, donde hierven las aguas del descontento, en un amasijo de factores que lo único que tienen en común es la ambición por conducir la provincia.

Es una situación que posibilita una variedad de lecturas muy amplia, y donde es difícil encontrar la objetividad plena, porque se trata de un partido que ha gobernado desde hace mucho tiempo, al punto que la mayoría de los ciudadanos de esta provincia no había nacido cuando ya Felipe Sapag era el gobernador. Los analistas, incluso quienes sí estábamos vivitos y coleando en esa época, sentimos que hablar del MPN, y diseccionarlo, ofrece la misma dificultad que pretender evaluar objetivamente la propia familia, para lo que a veces no alcanza ni con el auxilio de un profesional de la Psicología. Nos pasa lo mismo con el peronismo, seamos o no afines a ese movimiento que marcó, para bien y para mal (como hace la propia familia) el destino de Argentina.

En concreto: el acto en el Ruca Che fue, para los organizadores, un éxito, que permitió confirmar que hay masa crítica suficiente, adentro y afuera del MPN, para lanzar la candidatura a la reelección de Omar Gutiérrez. Dicen que se marcó lo “nuevo” que ofrece la propuesta. Que quedó en claro que saben de gobierno y de política tanto o más que cualquiera. Que los vinieron a buscar del macrismo para ofrecer compartir espacio, y que decidieron mantener la independencia partidaria. Que hubo entre 10 y 12 mil personas este sábado, y que estuvo representada “toda la provincia”. Es decir: para esta versión, que es la pública y no la íntima (desconocida a todos los efectos, porque hay una muralla impenetrable) hubo satisfacción plena.

Para los que no fueron también hubo satisfacción plena, pero por el motivo contrario. Dicen que las ausencias fueron notorias, no solo de dirigentes, sino de masa militante del MPN. Aseguran que si Gutiérrez-Sapag siguen así, quedará un partido “chiquito”. Dicen que tendrán que dar cuenta de por qué se gastó la plata del partido en organizar un acto de una lista (la Azul), negando que fuera un acto de “todo” el partido. Dicen que hubo aprietes manifiestos inclusive dentro del acto. Aseguran que el acto fue inconveniente en el contexto, porque el país y la provincia están llenos de problemas, y que hay que ocuparse de eso y no de andar movilizando por candidaturas. Y sostienen que no hubo entre 10 y 12 mil asistentes al acto, sino apenas la mitad, e incluso menos. Esto es lo que se dice, haciendo la salvedad, asimismo, que la intimidad del pensamiento ofrece también una cierta inaccesibilidad.

Así, los que fueron están satisfechos, al menos de la boca para afuera, y los que no fueron también, porque supuestamente pasó lo que confirmaría la posibilidad de disputar una interna contra el oficialismo, y tener posibilidades ciertas de ganarle.

El acto en el Ruca Che traerá, además, consecuencias. Una de ellas será, casi inevitablemente, la pérdida de la calidad de árbitro que tenía Jorge Sapag en el MPN. Su respaldo explícito a Gutiérrez lo embandera en una posición que, aunque pretenda mostrarse como la partidaria general, no lo es, porque la interna ya avanzó lo suficiente como para evidenciar la confrontación plena entre el Gobernador y el Vice. A la foto del Ruca Che le faltó una persona, que es Rolando Figueroa, para ser igual a aquellas del 2015. Algo cambió en estos años, y fue precisamente esto. Gutiérrez y Sapag están de un lado, y Figueroa del otro. Con él, al menos por ahora, está Guillermo Pereyra, que tampoco fue, y que coincide en conceptos del porqué no ir con el Vice, aunque este no haya hablado públicamente, tal vez por razones que hacen a la institucionalidad de su cargo.

La interna, pues, se precipita. Y no será piadosa. Será, o podrá ser, incluso cruel. Porque no se libra en Disneylandia, ni en el País de Nunca Jamás. No hay hadas, ni niños voladores, ni encantadoras sirenitas. Hay inflación, y FMI, y presiones extenuantes, y pobreza que persiste. En este territorio, la ambición por el poder no decrece. Por el contrario, hace rato que, en Argentina, se multiplica tanto como aumenta la desesperación.

Rubén Boggi

 

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